Eclesiastes
3:1- 4: 12
3 Todo
tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace
bajo el cielo:
2 un
tiempo para nacer,
y un
tiempo para morir;
un tiempo
para plantar,
3 un
tiempo para matar,
y un
tiempo para sanar;
un tiempo
para destruir,
y un
tiempo para construir;
4 un
tiempo para llorar,
y un
tiempo para reír;
y un
tiempo para saltar de gusto;
5 un
tiempo para esparcir piedras,
y un
tiempo para recogerlas;
un tiempo
para abrazarse,
y un
tiempo para despedirse;
6 un
tiempo para intentar,
un tiempo
para guardar,
y un
tiempo para desechar;
7 un
tiempo para rasgar,
y un
tiempo para coser;
un tiempo
para callar,
y un
tiempo para hablar;
8 un
tiempo para amar,
un tiempo
para la guerra,
y un
tiempo para la paz.
9 ¿Qué
provecho saca quien trabaja, de tanto afanarse? 10 He
visto la tarea que Dios ha impuesto al género humano para abrumarlo
con ella. 11 Dios
hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido
del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que
Dios realiza de principio a fin.
12 Yo
sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien
mientras viva; 13 y
sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba, y
disfrute de todos sus afanes. 14 Sé
además que todo lo que Dios ha hecho permanece para siempre; que no
hay nada que añadirle ni quitarle; y que Dios lo hizo así para que
se le tema.
15 Lo
que ahora existe, ya existía;
y
lo que ha de existir, existe ya.
Dios
hace que la historia se repita.
16 He
visto algo más en esta vida: maldad donde se dictan las sentencias,
y maldad donde se imparte la justicia. 17 Pensé
entonces: «Al justo y al malvado los juzgará Dios, pues hay un
tiempo para toda obra y un lugar para toda acción.»
18 Pensé
también con respecto a los hombres: «Dios los está poniendo a
prueba, para que ellos mismos se den cuenta de que son como los
animales. 19 Los
hombres terminan igual que los animales; el destino de ambos es el
mismo, pues unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el
mismo para todos, así que el hombre no es superior a los animales.
Realmente, todo es absurdo, 20 y
todo va hacia el mismo lugar.
»Todo
surgió del polvo,
y
al polvo todo volverá.
21 »¿Quién
sabe si el espíritu del hombre se remonta a las alturas, y el de los
animales desciende*
a
las profundidades de la tierra?» 22 He
visto, pues, que nada hay mejor para el hombre que disfrutar de su
trabajo, ya que eso le ha tocado. Pues, ¿quién lo traerá para que
vea lo que sucederá después de él?
4 Luego
me fijé en tanta opresión que hay en esta vida. Vi llorar a los
oprimidos, y no había quien los consolara; el poder estaba del lado
de sus opresores, y no había quien los
consolara.
2 Y
consideré más felices a los que ya han muerto que a los que aún
viven, 3 aunque
en mejor situación están los que aún no han nacido, los que no han
visto aún la maldad que se comete en esta vida.
4 Vi
además que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan
envidias. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!
5 El
necio se cruza de brazos,
6 Más
vale poco con tranquilidad
¡corriendo
tras el viento!
7 Me
fijé entonces en otro absurdo en esta vida: 8 vi
a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que nunca dejaba de
afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para
quién trabajo tanto, y me abstengo de las cosas buenas?», se
preguntó. ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea!
9 Más
valen dos que uno,
porque
obtienen más fruto de su esfuerzo.
¡Ay
del que cae
y
no tiene quien lo levante!
11 Si
dos se acuestan juntos,
entrarán
en calor;
uno
solo ¿cómo va a calentarse?
12 Uno
solo puede ser vencido,
¡La
cuerda de tres hilos
no
se rompe fácilmente!
Refiriendose
al Ayuno, Oración y Limosna!!!
13 Más
vale joven pobre pero sabio
que
rey viejo pero necio
que
ya no sabe recibir consejos.
14 Aunque
de la cárcel haya ascendido al trono, o haya nacido pobre en ese
reino, 15 en
esta vida he visto que la gente apoya al joven que sucede al rey.
16 Y
aunque es incontable la gente que sigue a los reyes,*
muchos
de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y
también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!
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