Thursday, December 10, 2020

Mensaje de la Virgen de Guadalupe - ChurchPOP

 

“¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”, el mensaje de la Virgen de Guadalupe para todas la generaciones

apariciones de la Virgen de Guadalupe
Créditos: Iglesia.info.

La milagrosa imagen de Nuestra Señora es un signo milagroso que continúa deslumbrando a todas las épocas, pero, ¿conoces el mensaje detrás de las apariciones de la Virgen de Guadalupe?

La virgen se presentó a San Juan Diego en cuatro oportunidades. Los relatos de estas manifestaciones están reunidos en el Nican Mopohua. Se trata de un documento escrito por el famoso escrito del indígena Antonio Valeriano, que fue el colaborador más importante de fray Bernardino de Sahagún.

Se cree que Antonio Valeriano escuchó del propio San Juan Diego el relato de las apariciones de la Virgen de Guadalupe cuando tenía 11 años. Este documento que las relata se publicó entre el año 1543 y 1550. El padre Ángel Peña O.A.R. lo reproduce en su obra Las maravillas de la Virgen de Guadalupe.

Las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego

Como hemos mencionado, las apariciones de a Virgen de Guadalupe fueron cuatro. En la primera, Nuestra Señora se apareció a San Juan Diego un sábado de madrugada que este venía de Misa.

Mientras caminaba, el Juan Diego escuchó un hermosísimo canto y dijo: “¿Por ventura soy digno de lo que oigo?, ¿quizás sueño? ¿Me levanto de dormir? ¿Dónde estoy? ¿Acaso en el paraíso terrenal, que dejaron dicho los viejos, nuestros mayores?, ¿acaso ya en el cielo?”.

Entonces escuchó una voz que lo llamaba desde el cerro de Tepeyac: “Juanito, Juan Dieguito“. Al subir se encontró con la Virgen con una vestidura radiante como el sol.

Allí, en la primera de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora le dijo:

Sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa Madre; oiré allí sus lamentos, y remediaré todas sus miserias, penas y dolores“.

Luego, la Virgen le pidió a Juan Diego que fuera a donde se encontraba el obispo -fray Juan de Zumárraga- para transmitirle su voluntad. La primera vez que el santo se presentó ante el obispo, este no le dio importancia su mensaje.

Luego de tener la segunda aparición, Juan Diego volvió donde obispo y le volvió a manifestar la voluntad de Nuestra Señora. Entonces fray Juan de Zumárraga le pidió una prueba.

San Juan Diego retornó al cerro donde había tenido los dos encuentros con la Virgen y ella le dijo que volviera al día siguiente para obtener la prueba requerida.

La milagrosa imagen de Nuestra Señora

Al día siguiente, Juan Bernardino -tío de Juan Diego- enfermó gravemente. Su sobrino decidió que debía ir a buscar de forma urgente a un sacerdote para que le administrara los sacramentos porque preveía su pronta muerte.

Así, decidió ir por un camino donde no se cruzara de momento con Nuestra Señora para poder cumplir con la encomienda y luego ir al cerro. Pero camino a la parroquia, se manifestó la Virgen y, con vergüenza, San Juan Diego le comentó que había postergado su voluntad por su tío.

Entonces María le dijo: 

Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad o angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro de que ya sanó“.

En esta, la última de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora le indicó a Juan Diego que cortara y tomara las flores del cerró y las llevó delante de María.

Allí, la Virgen las tomó y volvió a ponerlas donde las tenía el santo. Luego lo envió donde el obispo con las flores.

Al llegar donde estaba fray Juan de Zumárraga, San Juan Diego desplegó la tela donde tenía reunidas las hermosas flores, estas cayeron al suelo y apareció de repente en la tela la preciosa imagen de la siempre Virgen Santa María. 

El obispo y todos los presentes cayeron de rodillas, y fray Juan de Zumárraga, con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber puesto en obra la voluntad y el mandato de la Virgen.

La curación de Juan Bernardino y la revelación del nombre

Luego de esta escena milagrosa, San Juan Diego retornó rápidamente a su hogar para ver cómo estaba su tío. ¡Y cuál fue la sorpresa al descubrir que estaba completamente curado!

Pero, había algo más que su inesperada curación, Juan Bernardino también había visto Nuestra Señora. “Le dijo la Señora que, cuando él fuera a ver al obispo, le revelara lo que vio y de qué manera milagrosa le había sanado; y que bien la nombraría, así como bien había de nombrarse su bendita imagen, la siempre Virgen Santa María de Guadalupe“.

¡Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros!

[Ver: Cuando la Virgen dijo en 1600 lo que pasaría con la familia en nuestro tiempo]

[Ver: “Signo de esperanza”: ¡Restauran la imagen de Guadalupe que apareció después de un huracán en México!]

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