DÍA 13 DE MAYO
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. | NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen María se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los videntes habían nacido en Ajustrel, caserío de Fátima, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban el Rosario. Ya habían tenido apariciones de un ángel, cuando aquel día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. En sus mensajes, la Virgen llamaba a los fieles a la oración por los pecadores y a la conversión íntima de los corazones.- Oración: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoramos profundamente y te ofrecemos el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pedimos la conversión de los pecadores. Amén. ACTO DE CONSAGRACION AL SAGRADO CORAZON DE JESUS CONSAGRACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS ¡Sacratísima Reina de los cielos y Madre mía amabilísima!
Yo N.N., aunque lleno de miserias y ruindades, alentado sin embargo con la invitación
benigna del Corazón de Jesús, deseo consagrarme a Él; pero, conociendo bien mi
indignidad e inconstancia, no quisiera ofrecer nada sino por tus maternales
manos, y confiando a tus cuidados el hacerme cumplir bien todas mis
resoluciones. Corazón dulcísimo
de Jesús, Rey de bondad y de amor, gustoso y agradecido acepto con toda la
decisión de mi alma ese suavísimo pacto de cuidar Tú de mí y yo de Ti, aunque
demasiado sabes que vas a salir perdiendo. Lo mío quiero que sea tuyo; todo lo
pongo en tus manos bondadosas: mi alma, salvación eterna, libertad, progreso
interior, miserias; mi cuerpo, vida y salud; todo lo poquito bueno que yo haga
o por mi ofrecieren otros en vida o después de muerto, por si algo puede
servirte; mi familia, haberes, negocios, ocupaciones, etc., para que, si bien
deseo hacer en cada una de estas cosas cuanto en mi mano estuviere, sin
embargo, seas Tú el Rey que haga y deshaga a su gusto, pues yo estaré muy
conforme, aunque me cueste, con lo que disponga siempre ese Corazón amante que
busca en todo mi bien. Quiero en
cambio, Corazón amabilísimo, que la vida que me reste no sea una vida baldía;
quiero hacer algo, más bien quisiera hacer mucho, porque reines en el mundo;
quiero con oración larga o jaculatorias breves, con las acciones del día, con
mis penas aceptadas, con mis vencimientos chicos, y en fin, con la propaganda
no estar a ser posible, ni un momento sin hacer algo por Ti. Haz que todo lleve
el sello de tu reinado divino y de tu reparación hasta mi postrer aliento, que ¡ojalá!
sea el broche de oro, el acto de caridad que cierre toda una vida de apóstol
fervorosísimo. Amén. Hay concedida indulgencia
parcial a todos los fieles que devotamente reciten esta CONSAGRACIÓN PERSONAL
al Sagrado Corazón de Jesús. Forma resumida de pacto con el Corazón de Jesús: "Corazón
de Jesús yo cuidaré de tu honra y de tus cosas y tú cuida de mí y de las
mías." ACTO DE CONSAGRACION
AL INMACULADO CORAZON DE MARIA Rezarla
junto con tu espos(o)a Oh, María, Madre de la Divina Gracia, para responder a
los deseos de Tu Corazón Inmaculado, renuevo hoy, en Tus Manos, los compromisos
de mi Bautismo. Renuncio
para siempre a Satanás, a sus seducciones, y a sus obras. Me
consagro enteramente a Jesús, Hijo Tuyo amado, para llevar detrás de Él mi
cruz, día tras día siempre. Para ser más fiel que en mi vida pasada. Te elijo
hoy, en la presencia de los Ángeles y de los Santos, como mi Madre y Dueña. A
Ti, como hijo esclavo, yo me abandono y consagro todo mi mismo, mi cuerpo y mi
alma, mis bienes internos y externos, el valor de mis buenas obras pasadas,
presentes y futuras. Te
dejo pleno derecho de disponer de mí y de cuanto me pertenece a Tu arbitrio,
sin excepción, para que Tu, oh María, me hagas una alabanza de gloria de la
Santísima Trinidad en el tiempo y en la eternidad. Así
establezco en plena libertad. Amén. Tú eres, ¡oh Cristo!, mi Padre
santo, mi Dios
misericordioso, mi rey poderoso, mi buen pastor, mi único
maestro, mi mejor ayuda, mi amado hermosísimo, mi pan vivo,
mi sacerdote por la eternidad, mi guía hacia la patria, mi luz
verdadera, mi dulzura santa, mi camino recto, mi Sabiduría preclara, mi humilde
simplicidad, mi concordia pacífica, mi protección total, mi rica heredad, mi salvación
eterna... ¡Cristo
Jesús, Señor amabilísimo! ¿Por qué
habré deseado durante la vida algo fuera de ti, mi Jesús y mi Dios? ¿Dónde me
hallaba cuando no pensaba en ti? Anhelos
todos de mi corazón, inflámense y desbórdense desde ahora hacia el Señor Jesús;
corran que mucho se han retrasado; apresúrense hacia la meta, busquen al que
buscan. ¡Oh Jesús!
¡Anatema el que no te ama! ¡Rebose de amargura quien no te quiera! ¡Dulce
Jesús! ¡Que todo buen corazón dispuesto a la alabanza te ame, se deleite en ti,
se admire ante ti! ¡Dios de mi corazón!
¡Herencia mía, Cristo Jesús! Vive, Señor,
en mí; enciéndase en mi pecho la viva llama de tu amor, acrézcase en incendio;
arda siempre en el altar de mi corazón, queme en mis entrañas, incendie lo
íntimo de mi alma, y que en el día de mi muerte comparezca yo del todo perfecto
en tu presencia. Amén (57). San Agustín en Obras Completas de San Luis María
Grignión de Montfort 398 incendie lo íntimo de mi alma, y que en el día de mi
muerte comparezca yo del todo perfecto en tu presencia. Amén. (57) 1. He querido transcribir esta
maravillosa plegaria de San Agustín para que, repitiéndola todos los días,
pidas el amor de Jesucristo, ese amor que estamos buscando por medio de la
excelsa María. 2. PERTENECEMOS A JESÚS Y A MARÍA 68 Segunda
verdad. De lo que Jesucristo es para nosotros, debemos concluir, con el Apóstol
(1Cor 3,23; 6,19-20; 12,27), que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino
que somos totalmente suyos, como sus miembros y esclavos, comprados con el
precio infinito de toda su sangre (1Pe 1,19). Efectivamente, antes del Bautismo
pertenecíamos al demonio como esclavos suyos. El Bautismo nos ha convertido en
verdaderos esclavos de Jesucristo58 , que no debemos ya vivir, trabajar ni
morir sino a fin de fructificar para este Dios-Hombre (Rom 7,4), glorificarlo
en nuestro cuerpo y hacerlo reinar en nuestra alma, porque somos su conquista,
su pueblo adquirido y su propia herencia (1Pe 2,9). Por la misma razón, el
Espíritu Santo nos compara a: 1°. árboles plantados junto a la corriente de las
aguas de la gracia, en el campo de la Iglesia, que deben dar fruto en tiempo
oportuno (Sal 1,3); 2°. los sarmientos de una vid, cuya cepa es Cristo, y que
deben producir sabrosas uvas (Jn 15,5); 3°. un rebaño, cuyo pastor es
Jesucristo, y que debe multiplicarse y producir leche (Jn 10,1ss); 4°. una
tierra fértil, cuyo agricultor es Dios, y en la cual se multiplica la semilla,
y produce el treinta, el sesenta, el ciento por uno (Mt 13,3.8). Por otra
parte, Jesucristo maldijo a la higuera infructuosa (Mt 21,19) y condenó al
siervo inútil, que no hizo fructificar su talento (Mt 25,24-30). Para después de la Comunión Jesucristo, creo en ti. Jesucristo, espero en ti. Jesucristo, te amo. Jesucristo, te agradezco que hayas venido a mi
alma. Jesucristo, dame fuerza para ser tu amigo fiel.
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas, que me separe de ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe y te bendiga por los siglos de los siglos. Amén. <CristOraciones.com> Descargar Oración en imagen |
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