Thursday, September 29, 2016

Arcangeles Miguel, Gabriel y Rafael - Fiesta

29 de septiembre

SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL GABRIEL Y RAFAEL (FIESTA). 

Venid, adoremos al Señor, delante de los ángeles. 

ORACION

Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia admirable, llamas a los ángeles y a los hombres para que cooperen a tu plan de salvación, haz que, durante nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu presencia para servirte y gozan ya contemplando tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Felicitaciones a todos los Miguel, Gabriel y Rafael.
Con cariño,

Noel y Silvia

Wednesday, September 28, 2016

Apuntes Sobre los Coros de Angeles - 160929


SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL y RAFAEL. En la Biblia, desde el AT, aparecen los ángeles y sus jefes, los arcángeles, criaturas espirituales, como ministros o servidores de Dios, bien sea para llevar a los hombres los mensajes y la protección divina, bien sea para alabar al Señor y presentarle las preces de los hombres. La Iglesia celebra a tres arcángeles. Miguel, que significa «¿Quién como Dios?», es el defensor de los derechos divinos y el protector del pueblo de Dios y de la Iglesia contra las asechanzas del mal; a él se refieren Dan 10-12, Ap 12 y la carta de Judas. Gabriel, «Fuerza de Dios», es sobre todo el ángel que interviene, enviado por Dios, en los acontecimientos de la Anunciación y del nacimiento de Juan Bautista y de Jesús (Lc 1). Rafael, «Medicina de Dios», aparece en el libro de Tobías, como compañero y protector del hijo en su largo y peligroso viaje y como médico de la ceguera del padre. Con el Salmo 102 podemos rezar: «Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra».- Oración: Oh Dios, que con admirable sabiduría distribuyes los ministerios de los ángeles y los hombres, te pedimos que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. [Cf. el texto completo en http://www.franciscanos.org/selfran50/vidal1.html]

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Arcángeles
Ver también: ángeles


http://www.corazones.org/z_imagenes/angeles/arcangeles3.jpg
http://www.corazones.org/z_imagenes/angeles/arcangeles4.jpg
Rafael
Barachiel
Saeltiel
Jehudiel
 Uriel
Gabriel
Miguel

Retablo de los siete arcángeles

Los arcángeles constituyen uno de los nueve coros de coros de ángeles.

Los arcángeles constituyen uno de los nueve coros de coros de ángeles.

Dios ha encomendado a los arcángeles las misiones mas importantes en relación a los hombres. Son guardianes de personas a quién Dios ha confiado grandes misiones, como del Santo Padre, cardenales, obispos.

Según las Sagradas Escrituras hay siete arcángeles:

"Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tb 12:15)

"Reciban gracia y paz de Aquel que Es, que era y que viene de parte de los Siete Espíritus que están delante de Su Trono" (Ap 1:4),

Las Sagradas Escritura mencionan el nombre de solo tres: Miguel (Ap 12:7-9), Gabriel (Lc 1:11-20; 26-38) Rafael (Tobit 12:6, 15).  Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San Uriel, San Barachiel ó Baraquiel, San Jehudiel, Saeltiel) no aparecen en la la Biblia. Se encuentran en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en la literatura rabínica. La Iglesia reconoce los nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás nombres pueden tenerse como referencia pero, no son doctrina de la Iglesia ya que provienen de libros que no son parte del canon de la Sagrada Escritura.

Debemos tener cuidado con otros nombres dados a los ángeles, algunos de los cuales son de origen ocultista o de la Nueva Era.

Se recomienda rezar a los Siete Santos Arcángeles.

A los arcángeles se les llama los siete magníficos:

Miguel: (Ap 12:7-9) "quien como Dios". Venció y expulsó a Satanás del cielo.

Gabriel:
(Lc 1:11-20; 26-38) "el que gobierna o mensajero de Dios".

Rafael:
(Tobit 12:6, 15) "el que cura o sana". El arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.

Los siguientes no aparecen en la Biblia sino en otras escrituras antiguas de los judíos.



San Uriel  Su nombre significa: "Fuego de Dios"

Se le representa con una espada en el jardín del Edén. Se lo considera al Arcángel puesto por el Padre Eterno a las puertas del Paraíso con su Espada de Fuego, Aquel que expulso a Adán y Eva.

Combate el espíritu de la ira, del odio y de la impaciencia, poniendo en el corazón las virtudes de la dulzura, benignidad, paciencia y mansedumbre. Con la dulzura y la paciencia  vencemos y atamos al espíritu malvado. "Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso a vuestras almas" (Mateo 11,29).

San Uriel nos rodea con su corona ardiente de amor, de paciencia y de bondad. El cuida todos los lugares de las apariciones Marianas, enriqueciéndolos de gracias. Jesús afirmó en unas de sus revelaciones: "Cuando los ejércitos rojos avancen, ellos atravesarán tan solo al precio de la muerte y con la pérdida de sus vidas, el cinturón de fuego colocado delante de los lugares de las apariciones de mi Madre".

Ya en el cuarto siglo, San Uriel es recordado en el martirologio. El tiene en su mano izquierda la antorcha ardiente o una espada flameante, la llama ardiente del amor de Dios. San Uriel fue el encargado de expulsar a Adán y Eva del Paraíso, y custodiar su entrada con aquella espada de fuego, de la que nos habla el Génesis. También se lo representa con sus manos abriéndose las vestiduras del pecho, para dejar salir el Fuego Sagrado de Amor (como hacía San Francisco Xavier) El Señor, en efecto ha dicho: "Yo he venido a prender fuego a la tierra; y como desearia que ya estuviese ardiendo" (Lucas 12, 49). Que en nuestros corazones, arda, el fuego de la Gracia y del Amor de Dios. Cuan grande sea el deseo de Jesús, de esto, lo vemos en su Sacramento de la Eucaristía. Allá está su Amor que vence toda cosa viviente, escondido en su Carne y en su Sangre, para estar siempre con nosotros. Sobre el Altar y en el Tabernáculo, está la Fuente del Amor, allá está la Omnipotencia por excelencia! Allá nosotros deberíamos encontrar la Gracia, para que el Fuego del Amor se haga en nosotros luz viva y resplandezca en las tinieblas. Si nosotros nos postramos humildemente adorando con gratitud y respeto a Dios en este Santo Sacramento; entonces también en nosotros arderá el fuego del Amor de Dios y llegará a ser Luz.

Pedimos a San Uriel, nos libre de caer en la pasión del odio, la ira y la impaciencia, y también nos proteja de personas malvadas, iracundas, nerviosas; y derrame en nuestro corazón y en el alma de los que nos rodean, el Amor, dulce, suave y sereno. (En la iconografía se representa a San Uriel mostrando su pecho y su corazón ardiente de Caridad).

Oración: "San Uriel rodéanos con el Cinturón de Fuego, ven en nuestra ayuda con tu Ejército Celestial. Y enséñanos a vivir y hacer como ha hecho Jesús, aquí en la tierra. Amén".



San Barachiel ó Baraquiel  Su nombre significa: "Bendición de Dios"

Pedimoa a San Barachiel, nos proteja de caer en la pereza, la indiferencia a las Cosas Santas, en la mortal tibieza; y liberen a las almas por las que rezamos, o nos rodean, del pecado capital de pereza y la mortal caída en la tibieza e indiferencia.

El celo en el bien es necesario a la santidad, a la dicha, porque "El Reino de los Cielos sufre violencia y tan solo los violentos lo pueden arrebatar" (Mateo 11,12). Y en otro lugar Jesús dice: "No los que dicen Señor, Señor entrarán en el Reino de los Cielos, sino aquellos que hacen la Voluntad de mi Padre que está en los Cielos" (Mateo 7,21). Los tibios son a los ojos de Dios también peores que las almas frías. El Señor dice: "Puesto que no eres ni caliente ni frío, sino tibio, yo comienzo a vomitarte de mi boca" (Apocalipsis 3,16).

La liberación de los pecados mencionados abre el camino para la vida espiritual, trayéndonos el Don de la Conversión y la fortaleza y entrega total en sostener la vocación a la que nos llamó el Padre Dios, por primero a Ser Hijos por adopción en la Sangre de Jesucristo, y luego en la vocación particular de cada uno: vocación religiosa, vocación al matrimonio, vocación a la soltería, vocación en una carrera en bien de la humanidad, etc. San Barachiel se lo representa portando un canastito lleno de flores y frutos preciosos (los frutos de la Vocación cumplida).

El Ritual de las Bendiciones, (el Libro de las Bendiciones), Barachiel lo tiene en su mano derecha como señal de la Bendición del Señor, de los Santos Sacramentos y la administración del Preciosísimo Tesoro confiado a los sacerdotes. La Eucaristía, es la gran tarea y debe ser toda la entrega. Tiene que ser la primera preocupación en la oración y para esto nos viene en ayuda el Santo Arcángel Barachiel con sus santos ángeles auxiliares, para que las vocaciones que han sido concedidas a muchas almas se logren. Como ya decía San Pablo: "Yo os exhorto a caminar de una manera digna de vuestra vocación, que os ha sido concedida, con toda humildad, dulzura y paciencia. Soportaos mutuamente en la caridad. Sed generosamente comprometidos para conservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Efesios 4,1 y ss.).

Oración:
"Santo Arcángel Barachiel, convéncenos con tus ángeles. Ayúdanos a crecer en las buenas obras y en el amor a Dios y a María. Amén".



San Jehudiel   Su Nombre significa: "Alabanza de Dios":

Combate el espíritu de la envidia y de celos. El espíritu de la envidia se dirigió contra María Santísima, porque de ella debía salir la Encarnación de la Divina Persona. Su envidia lo empujó en contra del Decreto de Dios. El pecado de envidia es celoso del bien del prójimo. Una vez en el Antiguo Testamento, sus hermanos querían quitar de en medio a José por envidia, porque era el hijo predilecto de Jacob. La envidia cegó a los fariseos frente a la Santidad y al poder milagroso de Dios. Su envidia se transformó en odio en contra del Señor y lo condenó a muerte. Nosotros logramos vencer la envidia con el amor a Dios, a sus mandamientos y al prójimo, con la benevolencia, aceptando y reconociendo al prójimo.

El Santo Arcángel Jehudiel es nuestro guía y nuestra ayuda. Su aceptación incondicional del Decreto Divino y su celo en la ejecución de sus mandatos selló su eterna alianza con Dios. Por lo tanto él glorifica y exalta por toda la Eternidad a Dios, e incorpora en el amor, la viva alabanza a Dios. El pueblo escogido del Antiguo Testamento ha roto la Antigua Alianza y la ha rechazado. En el Nuevo Testamento estamos todos nosotros llamados a recibir la corona, que Jehudiel tiene en su mano, la señal de la recompensa divina para aquellos que son fieles a Dios y lo alaban.

San Pablo a Timoteo: "ahora me corresponde la Corona de Justicia. que el Señor, Justo Juez, me dará en ese día. Pero no solamente a mí., sino a todos aquellos que han esperado con amor su venida" (2 Timoteo 4,8).

Pedimos a San Jehudiel, nos impida caer en envidias y celos, que exterminan toda serena paz del alma, y nos proteja de individuos obsesivos por los celos y con la pertinaz maldad de la envidia; y derrame en nuestras almas y en las de las personas que nos rodean, la fidelidad a la Ley de Dios y de la Iglesia, y la Obediencia a las Divinas Disposiciones.

Oración: "Santo Arcángel Jehudiel, fuerte ángel y gran opositor de los espíritus malignos, ven en nuestra ayuda con todo tu ejército angelical. Asístenos en la lucha contra los tremendos ataques del Infierno, que amenazan destruir a la Iglesia. Quita de nuestros corazones toda envidia y haz que el Decreto Divino llegue a ser para nosotros alabanza eterna y viviente en Dios. Amén".



San Saeltiel   Su Nombre significa:  "Plegaria a Dios":

Se lo representa con las manos juntas en oración profunda o con el incienso de adoración, representando así su unión gozosa con Dios;

Combate el espíritu de la intemperancia, la gula y del exceso en la bebida. La intemperancia lleva a toda clase de pecados y de delitos. El Salvador nos advierte: "Estén alerta, no sea que se endurezcan sus corazones por los vicios, borracheras y preocupaciones de la vida. No sea que ese día caiga de repente sobre ustedes" (Lucas 21,34).

Contra este vicio ponemos la virtud de la templanza y de la renuncia. Ellas llevan a una inteligencia más clara, a una voluntad fuerte, a nuevas virtudes, al perdón de los pecados, a la escucha de las oraciones, a gracias extraordinarias y a la vida eterna. Por su intercesión, pueblos enteros, en ambiente de misión, fueron liberados del pecado de la intemperancia en la bebida. Esto lo ha conseguido un sacerdote en las misiones, donde él había dado a conocer a este Arcángel y había invocado su ayuda. Personalmente, quien esto escribe, obtuvo de este gran arcángel, el favor, para un sacerdote perdido por toda clase de vicios, comenzando por la bebida, y terminando con toda clase de escandalosos excesos (para lo cual invocó y rezó a diario a cada arcángel en demanda de las virtudes contrarias a tales deplorables vicios)

Sealtiel como distribuidor de gracias lleva en sus manos una cesta de flores (también frutos), o bien, va derramando flores y frutos; señal de la gloria, de la vida con Dios, de la práctica de las Santas Virtudes. A la Venerable Sor Josefa Menéndez (Hermana Coadjutora de la Congregación del Sagrado Corazón, fundada por Santa Magdalena Sofía Barat, y confidente de las revelaciones del llamamiento de amor del Corazón del Salvador).

La alegría de la vida en la vida de los niños de Dios se refleja en Sealtiel. El saberse escondidos completamente en la bondad paternal de Dios, en el ardiente amor de María y el valor de luchar por Dios y por María. El amor de entrega a Dios también se refleja en Sealtiel. Lo invocamos con sus ángeles ángeles para los esposos, para que ellos puedan siempre decir sí a toda nueva vida, confiada por Dios y por El obsequiada.

Pedimos a San Saeltiel nos refrene a nosotros y ponga los límites a las personas de nuestra casa o conocidos o aquellos que deseamos convertir y socorrer con la caridad cristiana: de los vicios, de la embriaguez y el pecado capital de la gula, trocándolo en verdadero Gozo espiritual de vivir en Dios (en clima de Oración, el Estado de Gracia, en Unión con Dios).

Oración: "Santo Arcángel Sealtiel, ayúdanos con tus ángeles, enseñanos a rezar, como el Señor ha rezado y nos ha enseñado a rezar! Amén".

En la grandeza de las tareas confiadas a los siete arcángeles, nosotros podemos reconocer el poder que Dios les ha dado y la importancia de invocar su ayuda. Aquel que los honra, honra también a su Reina, a María Santísima, y obtienen una eficaz ayuda en la lucha contra los siete pecados capitales. Recemos a menudo siete Pater, Ave y Gloria en honor de los Santos Arcángeles. con la invocación:

"Vosotros Santos Ángeles,
venid con Vuestros Ejércitos,
mostrad a nosotros y a todos los hombres
vuestra ayuda y vuestra fuerza,
para que nuestro corazón se encienda
en el Amor de Dios
y de María, vuestra Reina, Amén".




Agradecemos a Fray Pío Guillermo Claudio de Jesús Crucificado, Franciscano Recoleto de la Cruz, por sus aportaciones a esta página.


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Esta página es obra de Las  Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
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Imaginarse El Cielo - (Lucrecia Rego de Planas)


¿Es bueno pensar en la muerte? Si. Pero también hay que pensar en el premio que llega después: ¡El Cielo!
¿Qué es el cielo?
El Cielo

El Cielo es felicidad que rebasa nuestros deseos, actividad sin cansancio, descanso sin aburrimiento, conocimiento sin velos.


Por: Lucrecia Rego de Planas | Fuente: Serie

Para conocer un poco más sobre la autora de este artículo de mi blog, favor a este sitio: http://statveritasblog.blogspot.com/2013/09/carta-al-papa-francisco-por-lucrecia.html

Nota: Los links en el artículo son propios de la autora Sra. Rego de Planas.



http://imagenes.catholic.net/imagenes_db/bba6e1_cielo.jpg

La definición del Cielo que nos da el Catecismo de la Iglesia Católica es:

"El Cielo es la participación en la naturaleza divina, gozar de Dios por toda la eternidad, la última meta del inagotable deseo de felicidad que cada hombre lleva en su corazón. Es la satisfacción de los más profundos anhelos del corazón humano y consiste en la más perfecta comunión de amor con la Trinidad, con la Virgen María y con los Santos. Los bienaventurados serán eternamente felices, viendo a Dios tal cual es." Catecismo de la Iglesia Católica, 1023-1029, 1721-1722.

Seguramente has de estar pensando: "¿Qué el Cielo es qué? ¡No entendí nada! Algo tan difícil de entender no debe ser tan bueno", o tal vez: "¡Qué aburrido suena eso de contemplar a Dios… y por toda la eternidad! A mí me gusta la actividad, eso de ángeles , querubines y cantos gregorianos… ¡como que no se me antoja!"

Realmente esta imagen del Cielo resulta muy poco atractiva para cualquiera, pero es que el Cielo no es como lo pintan los cuadros. ¿Qué tal si te digo que el Cielo es algo así como la suma de todos tus momentos felices, de todos tus deseos cumplidos, de todos tus "hobbies" realizables? Empieza a sonar interesante, pero aún se queda corto.

Ante la imposibilidad de explicar lo que es el Cielo, muchos autores y teólogos han intentado describirlo como lo que no es: en el Cielo no habrá sufrimiento, no habrá hambre, ni sed, ni cansancio, ni injusticias, no existirá el dolor y tampoco la muerte.
Esto es un buen comienzo, sin embargo, es demasiado pobre el describir el Cielo como la ausencia del mal, pues el Cielo es eso y mucho más.

El Cielo es felicidad que rebasa nuestros deseos, actividad sin cansancio, descanso sin aburrimiento, conocimiento sin velos, grandeza sin exceso, amor sin afán de posesión, perdón sin memoria, gratitud sin dependencia, amistad sin celos, compañía sin estorbos. En el Cielo, Dios nos concederá mucho más de lo que podemos pedir o imaginar y aún aquello que no nos atrevemos a pedir.

Realmente puedes imaginarte el Cielo como quieras: imagina el lugar más bello que hayas visto, llénalo de todo lo que te guste y quítale todo lo que te disguste, despúes pon en él todo lo bueno que te puedas imaginar, acompañado de gente extraordinariamente buena y simpática, haciendo aquello que más te guste. Cuando hayas terminado de visualizar así el Cielo, puedes estar seguro de que esa imagen es nada junto a lo que realmente será.

¿Por qué se usa el cielo como símbolo del Cielo?
La bóveda celeste, el firmamento, es el símbolo que desde siempre se ha utilizado para representar el Cielo. Este símbolo significa lo trascendente, lo inaccesible, lo infinito. Si observamos el cielo en una noche estrellada, forzosamente nos llenaremos de admiración y sobrecogimiento ante la belleza y la grandiosidad del mismo. Sin embargo, el Cielo, la felicidad eterna, sobrepasa este símbolo.

¿Es el Cielo un lugar? ¿En dónde se encuentra?
No lo podemos ubicar ni arriba ni abajo, ni delante ni detrás, pues el Cielo no es un lugar, sino un estado en el cual los hombres encontraremos la felicidad buscada y la conservaremos por toda la eternidad.

¿En el Cielo seremos como ángeles o tendremos también cuerpo?
Dios nos ha creado como hombres y nos ama como hombres, por eso, el premio que nos ofrece es para disfrutarlo como hombres, dotados de alma y cuerpo.
En el Cielo nuestra alma disfrutará al estar en contacto con Dios y, después de la resurrección de los cuerpos, también disfrutaremos con un cuerpo, aunque será un cuerpo distinto, un cuerpo glorioso que ya no estará limitado por el espacio y el tiempo, como el de Jesús resucitado, que podía aparecer y desaparecer en cualquier lugar. San Pablo habla de esto en I Cor 15, 40 ss.: Sonará la trompeta y los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que ese ser corruptible sea revestido de incorruptibilidad y que ese ser mortal sea revestido de inmortalidad.

¿Cómo podré ser feliz si alguna de las personas a quienes amo están en el infierno?
Por supuesto esto es un misterio, pero la felicidad que recibirás en el Cielo colmará todas tus necesidades y nada podrá limitarla.
Tendrás el conocimiento perfecto y una claridad absoluta acerca de las intenciones de los demás, te darás cuenta de que los condenados no están recibiendo un castigo injusto, sino que ellos mismos lo han escogido libre y voluntariamente. Su sufrimiento no afectará tu felicidad plena.

¿Existen diferentes tipos o niveles de felicidad en el Cielo?
Sí, pero esto no se debe a que el Cielo sea diferente, sino a que las personas que llegan a él son diferentes. La felicidad será plena para todo el que llegue al Cielo. No es que unos sean más felices que otros, todos serán totalmente felices en la intimidad con Dios , pues todos estarán totalmente llenos de Dios. La diferencia está en que, así como hay vasos grandes a los que les cabe más agua que a otros más pequeños, de la misma manera, hay almas más santas y otras menos, de acuerdo con la capacidad que cada uno desarrolló a lo largo de su vida.

Lo que Jesús nos dijo acerca del Cielo
Jesús nos habla en el Evangelio muchísimas veces acerca del Cielo y nos lo explica en un lenguaje que podemos entender:
A los hambrientos les hablaba de pan, a la samaritana de un agua que sacia definitivamente la sed (Jn 4, 1 ss). Hablaba de perlas preciosas (Mt 13, 45.), de onzas de oro, de una oveja perdida y recuperada. Nos habla de un banquete, de una fiesta de bodas, de redes colmadas de peces, de un tesoro escondido en el campo.
Todos estos símbolos que utiliza Jesucristo nos pueden dar una idea de la felicidad que tendremos en el Cielo, ya que las felicidades terrenas son una imagen de la felicidad
celeste.

Algunos testimonios de los que han visto lo que es el Cielo
Han existido muchos santos a los que Dios les ha concedido la gracia de poder ver lo que es el Cielo. He aquí algunos de sus testimonios, con los cuales han tratado de explicarnos con palabras terrenas lo que nos espera en el Cielo:

San Pablo: Dios es capaz de hacer indeciblemente más de lo que nosotros pedimos o imaginamos (Ef 3,20).
Nada son los sufrimientos de la vida presente, comparados con la gloria que nos espera en el Cielo (2 Cor 4,17).

Teresa de Jesús: Pude ver a Jesús en su Santa Humanidad completa. Se me apareció con una belleza y una majestad incomparables. No temo decir que, aunque no tuviéramos otro espectáculo para encantar nuestra vista en el Cielo, ya sería una gloria inmensa. (Vida de Santa Teresa).

San Agustín: Es más fácil decir qué cosas no hay en el cielo, que decir qué cosas hay:
En el Cielo contemplaremos y descansaremos, descansaremos y alabaremos, alabaremos y amaremos, amaremos y contemplaremos. (Confesiones).

San Juan de la Cruz: Tanto es el deleite de la vista de tu ser y hermosura, que no la puede sufrir mi alma, sino que tengo que morir viéndola, máteme tu vista y hermosura. (Cántico espiritual).

San Francisco de Asís: El bien que espero es tan grande, que toda pena se me convierte en placer.

¿Qué debo hacer para alcanzar el Cielo?

  • Jesús nos habla en el Evangelio del camino a seguir:
  • Entrar por la puerta estrecha (Mt 7,13.).
  • Tomar la cruz.
  • Vender todo lo que tienes y dárselo a los pobres.
  • Dejar a tu padre y a tu madre.
  • Tomar el arado y no voltear hacia atrás.


¡Se oye muy fuerte! ¡Parece muy difícil! Sin embargo, si vuelves a leer los testimonios de los santos que han podido verlo, te darás cuenta de que vale la pena y que ningún sufrimiento es demasiado grande para evitar que luchemos por él.

Querer ganar el Cielo significa tratar de tenerlo desde ahora y eso, como ya vimos, se logra viviendo las Bienaventuranzas.

Tener el Cielo es tener a Dios y tener a Dios es vivir en gracia.

Entre la gloria y la gracia no hay diferencia en esencia: Quien tiene la bellota, ya tiene el encino; quien posee la gracia santificante, posee el Cielo, es decir a Dios. Las diferencias son en el modo de tenerlo: Aquí en la Tierra, quien tiene la bellota, tendrá más tarde el encino. La bellota no es aún el encino, pero llegará a serlo. En la tierra vemos el capullo, en el cielo la flor; en la tierra el amanecer, en el cielo el mediodía; aquí las sombras, allá la luz; aquí lo parcial, allá la plenitud; aquí la lucha, allá la victoria.
M.M. Arami, Vive tu vida.

Los medios para vivir siempre en gracia ya los conoces:

  • la oración;
  • la huida de las ocasiones de pecado;
  • el sacrificio;
  • la frecuencia en la recepción de los sacramentos;
  • la devoción a la Virgen María,
  • la vivencia de las Bienaventuranzas.


Para salir victoriosos en el Juicio Final: Jesús nos lo dice claramente:

"Venid benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me disteis de comer, porque tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, forastero y me acogisteis, enfermo y me visitasteis… Todo lo que hicisteis a uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis."






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Monday, September 26, 2016

LLAVE NUMERO TRES - Septiembre 26, 2016



LLAVE NUMERO TRES: [ http://tinyurl.com/z9b9tq5 ]

¡Shalom amigos!

Ante todo, ¡qué frase tan sorprendente encontramos aquí! ¡Qué manera tan sorprendente de hablar acerca del Señor! No hay muchos pasajes en la Biblia donde Dios pretende –donde Él actúa– “como si” fuese a hacer algo. Como todo en esta historia, esta palabra es extremadamente significativa: en nuestro propio camino, principalmente vemos “como si” las cosas –y nosotros no podemos saber los pensamientos de Dios ni el corazón de Dios simplemente mirando las cosas que se ven–. Dios ama a cada uno de nosotros, y el deseo de Su corazón amoroso es de revelarse a Sí mismo y Su amor hacia nosotros, y quedarse con nosotros para siempre, pero por ese preciso propósito, con el fin de estar con nosotros para siempre, Él actúa a menudo “como si”. ¿Recuerdas la historia de José? En su habitación interior, invisible para su hermano Benjamín, él lloró de amor por su hermano, aún así, dejando la habitación, él hizo completamente lo contrario a lo que esperaríamos que hiciese y probablemente lo que él mismo deseaba hacer. Él lavó su rostro para que no hubiese rastro de su llanto de cariño, se contuvo… y entonces –continuó con su plan–, como si no le importase Benjamín. Es difícil imaginar una mejor ilustración gráfica o expresión de la diferencia entre la verdad oculta –y visible “como si” de las cosas–.
El Señor no puede revelar Su amor hasta que Su plan no esté completo –de ahí que constantemente encaremos realidades “como si”–. Lázaro no había leído Juan 11:4: Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro, y cuando Yeshua no acudió a sanarle, parecía como si no le importase. Job, y sus amigos consoladores, no leyeron el prólogo celestial del libro de Job, y todo lo que le sucedió a Job parecía como si Dios le estuviese castigando por algo que él había hecho. Todas estas historias son “como si” –y encontramos este misterio en las Escrituras una y otra vez–: El secreto del amor de Dios (Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro[2]), lo cual está oculto dentro del plan de Dios (la enfermedad no es de muerte, sino para la gloria de Dios[3]). ¿No es lo mismo en nuestras vidas? Muy a menudo nos parece que el día ya ha pasado y Él solo desea ir más allá, más lejos. Tenemos que mantener este mensaje de la historia de Emaús, debemos recordar que esto es solo un sentimiento, tan solo una impresión: simplemente como si.
Sin embargo, esto es solo una parte del mensaje. Estas palabras nos enseñan que hay algo más. De hecho, este verbo griego en particular προσεποιησάμην: nos hace actuar como si, pretender –sucede solo una vez más en la Biblia: Juan 8:6, en la historia de Jesús y la mujer adúltera. “Esto dijeron ellos, tentándole, para pode acusarle. Pero Jesús se inclinó y con el dedo escribía en el suelo como si no les oyese”. ¿Por qué actuó como si no les hubiese escuchado? Aquí vemos el mismo patrón: Él tiene un mensaje de amor y perdón para esa mujer, pero Él no quiere hablarle y revelarle este mensaje a ella a menos que, y hasta que, Su propósito sea conseguido y su plan completado. ¿Entonces cuál es el plan y cuál es el propósito? Él está esperando la respuesta del corazón. Él está probando los corazones de las personas que están allí  –y las está probando con Su realidad “como si”–. Aunque los ojos de aquellas personas estaban aún refrenados y ellos no sabían quién era Él, sus corazones experimentaban claramente el toque de Su Espíritu –y siendo acusados por su propia conciencia, se alejaron uno a uno, empezando por el más anciano, hasta el último: Y Jesús quedó a solas, y la mujer de pie en el centro[4]Así su prueba estaba completa: ellos actuaron según sus corazones y no según sus ojos.
Regresamos a nuestra historia –¿Qué ocurre allí cuando Yeshua hace como si quisiera ir más allá?
Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde y el día ya ha declinado. Y entró y se quedó con ellos[5].
Ellos le retuvieron –y quiero que entendamos–: esta es la única cosa en toda la historia en que ellos, efectivamente, escogen hacer algo por voluntad propia. A primera vista, era tan solo una preocupación natural del ser humano: se hace tarde y el día ya ha declinado. Sin embargo, sabemos que más tarde, ellos se decían los unos a los otros, “¿No os ardía el corazón, cuando nos hablaba durante el camino y cuando nos abrió las Escrituras?[6] En otras palabras, en este punto sus corazones habían estado ardiendo, ellos tenían la sensación de que su encuentro con ese ‘extraño’ no tenía que finalizar así –y cuando le pidieron que se quedase, ellos actuaron de acuerdo con sus corazones, y no de acuerdo a sus ojos–. Es crucial para nosotros entender que en un principio, ellos le retuvieron –le pidieron que se quedase con ellos–. (Él siempre desea estar con nosotros, incluso cuando Él actúa como si fuese a marcharse) –y solo entonces, y solo por esta razón, Él se quedó con ellos–.
Siempre es así en las Escrituras –Dios está aguardando la respuesta de nuestro corazón. Cuando el Señor se reveló a sí mismo a Moisés en la zarza ardiente, al ver esta zarza, Moisés dijo: Me acercaré y veré esta gran señal[7]. Si Moisés no lo hubiese dicho, si él no se hubiera acercado a ver esa gran señal, él no se hubiese transformado en el líder que sacó a Israel de Egipto –por eso está escrito que el Señor vio que él se acercó para mirar, y solo entonces Dios le llamó desde la zarza ardiente[8]. Solo cuando Moisés empezó a caminar en dirección a Dios –y Dios lo vio– tan solo entonces Él le habló. Cada uno de nosotros debe recordar esto: en la soberanía del Señor, Él mismo escoge cuándo revelarse a nosotros; Él mismo interviene y hace arder nuestro corazón, Él mismo nos llama a que nos volvamos a Él –para escuchar y responder–. Pero si Él permanece sin desvelar el propósito de Su intervención, depende de la respuesta de nuestro corazón: cuando le pedimos que permanezca con nosotros –cuando nos volvemos para escucharle–. Y esta es por hoy, nuestra LLAVE NÚMERO TRES: con mucha frecuencia, Dios actúa como si –Él reprime sus verdaderos sentimientos, deseos e intenciones hacia nosotros con el fin de que sean para servir a Su más alto propósito para nuestras vidas–. Sin embargo, siempre es nuestra decisión el que confiemos en nuestros ojos o en nuestros corazones. Todavía hay algo que aún podemos hacer cuando nuestra vista está impedida: escuchar a nuestro corazón.
[1] Lucas 24:28
[2] Juan 11:5
[3] Juan 11:4
[4] Juan 8:9
[5] Lucas 24:29
[6] Lucas 24:32
[7] Éxodo 3:3
[8] Éxodo 3:4
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Profesora Adjunta, Dept. de Estudios Bíblicos, eTeacherBiblical.