Mateo
el Evangelista
«San
Mateo» redirige aquí. Para otras acepciones, véase San Mateo
(desambiguación).
Mateo el Evangelista
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Apóstol y Evangelista
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Nombre
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Leví,
Hijo de Alfeo ;Mateo
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Apodo
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Mateo
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Venerado en
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Principal
Santuario
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Festividad
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21 de septiembre rito romano
16 de noviembre rito bizantino |
Atributos
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Libro,
figura humana
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Patronazgo
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Mateo el
Evangelista, en hebreo מתי (también conocido como Mateo Leví,
Leví de Alfeo o Mateo el Apóstol), fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús de Nazaret.
La tradición cristiana le atribuye la autoría del Evangelio de Mateo,
pero la crítica actual no acepta esta atribución.1 2
Etimológicamente,
el nombre español Mateo proviene del griego Mathaios (Ματθαιος) y éste, del arameo Mattai, una forma corta del hebreo MattanYah, que significa ‘don de Yah’
(forma corta de Yahveh), es decir, ‘don de Dios’.
Índice
- 1 Fuentes bíblicas
- 2 Atribución del Evangelio de Mateo
- 3 Iconografía
- 4 Referencias
- 5 Enlaces externos
Fuentes bíblicas
Mateo es
citado en los Evangelios como Leví, hijo de Alfeo o Cleofás , publicano y recaudador de impuestos en Cafarnaúm (Mateo 9:9, Marcos 2:14, Lucas 5:27-29).
Existen pequeñas diferencias en el tratamiento que dan a Mateo los distintos
Evangelios.
En el Evangelio de Lucas
se le llama Leví. En el de Marcos, se le
da el nombre de Mateo en la lista de los apóstoles, pero es llamado Leví cuando
se relata la historia de su vocación. Según los tres sinópticos, lo dejó todo
al ser llamado por Jesús. Ese mismo día hizo una gran fiesta a la que
asistieron Jesús y sus discípulos.
Es
mencionado en los Hechos de los
Apóstoles, aunque apenas se ofrece información sobre él (Hechos 1:13).
Es también uno de los pocos discípulos mencionados por su nombre en el Evangelio de Tomás.
Según Eusebio de Cesarea,
predicó durante quince años en Judea, donde escribió su
Evangelio hacia el año 80. Según Rufino, después se marchó a Etiopía.
Algunas
tradiciones afirman que fue martirizado en Etiopía. En cambio, de acuerdo con Epifanio de Salamis
–obispo de Chipre–, Mateo murió en Hierápolis (en Partia) y quien sufrió martirio en Etiopía habría
sido Matías, el
sustituto de Judas Iscariote.
Mateo es
considerado santo por todas las confesiones cristianas que admiten esta
distinción. La Iglesia católica
celebra su fiesta el 21 de septiembre y
la ortodoxa el 16. Según la tradición, sus restos se conservan
en Salerno (Italia).
Atribución del Evangelio de Mateo
La
tradición cristiana atribuye a Mateo la autoría del Evangelio de Mateo
que lleva su nombre (kata Mathaion: ‘de Mateo’ o ‘según Mateo’). El
primer autor conocido en establecer esta atribución fue Papías, quien, hacia 110
o 120, en un texto citado por Eusebio de Cesarea,
dice que «Mateo [...] recogió en orden los logia en dialecto hebreo y
cada cual los interpretó como podía» (Historia eclesiástica, III,
39,16). El término logia no significaba necesariamente un evangelio:
podía tratarse simplemente de una colección de máximas. De acuerdo con esta
información, algunos antiguos autores cristianos consideraron a Mateo autor de
un primer evangelio, escrito en arameo, lengua vernácula de Palestina del siglo
I, cuya traducción al griego sería el texto ahora conocido como Evangelio de
Mateo. San Ireneo de Lyon,
Clemente de Alejandría,
Eusebio de Cesarea,
Orígenes y Jerónimo de Estridón
se cuentan entre los que consideraron al apóstol Mateo autor de este evangelio.
Mateo,
después de haber predicado a los hebreos, publicó también en su lengua un
escrito evangélico, mientras que Pedro y Pablo predicaban en Roma y fundaban la Iglesia.
Ireneo de Lyón, Adversus haereses
III, 1, 1
El
primitivo original semítico está perdido aunque varios autores primitivos lo
citan; pareció basarse en los dichos de Jesucristo y fue utilizado por Mateo para su
propia predicación. La Iglesia utilizó con carácter oficial canónico el nuevo
texto griego, aparentemente traducido por el mismo Mateo. El Evangelio de Mateo
es el Evangelio eclesiástico por excelencia, no solo por ser el más utilizado
por la tradición primitiva de la Iglesia, sino porque en su estructura y
formulación encarna una preocupación eclesial apologética vivida en las
primeras generaciones cristianas.
El
objetivo del Evangelio está claro desde su redacción original: dar testimonio a
los judíos de que en Jesucristo se cumplen
todas las profecías del Antiguo Testamento
relativas al Mesías.
Cada vez
más, los críticos descartan la teoría de que fue escrito después del Evangelio
de San Marcos,
ya que éste contiene muchos detalles que Mateo no cita.
Estatua
de San Mateo en el frontis de la Catedral de Lima
Iconografía
Al igual
que los otros evangelistas, Mateo es
representado a menudo en el arte cristiano. Su atributo particular es un hombre
alado, en alusión al tetramorfos del profeta
Ezequiel (Ez 1,10; cf Ap 4,7) tan común en la representación de los
evangelistas. Destacan sobre todo las pinturas realizadas por Caravaggio para la iglesia de San
Luis de los Franceses (Capilla Contarelli), en Roma.
Referencias
· Piñero, Antonio: Todos los Evangelios.
Edaf, 2009, pág. 44.
· Piñero, Antonio (2006). Guía para entender el
Nuevo Testamento. Madrid: Editorial Trotta. p. 352. ISBN 84-8164-832-9.
«[...]la crítica no acepta esta opinión por dos razones fundamentalmente. En
primer lugar, porque el Evangelio de Mateo llegado hasta nuestros días no es
una traducción del arameo, sino una obra compuesta originalmente en griego.
Recuérdese que Mateo utiliza como base de su escrito a Marcos y la fuente Q,
ambos redactados ya en lengua griega. Por tanto, o bien ese «Mateo arameo» se
ha perdido, o bien el «Mateo» que poseemos es otro evangelio. No es posible
tampoco que haya sido compuesto por uno de los Doce, pues éste tendría
información de primera mano y no seguiría tan extensamente fuentes previas... y
en griego. El autor de Mateo es un
escritor cristiano de segunda generación, puesto que utiliza textos escritos.
Por tanto, parece quedar excluido que sea uno de los Doce, el publicano
Mateo/Leví, cuya vocación se narra en Mateo 9:9.
Algunos estudiosos han supuesto que este desconocido autor pertenece a una
«escuela de escribas cristianos» por su modo de manejar las Escrituras y porque
se puede ver una alusión al propio autor en la mención al buen «escriba» que
saca de su tesoro cosas viejas y nuevas (Mateo 13:52).
Esta suposición, sin embargo, no se puede probar aunque sea atractiva. Por
tanto, no se sabe quién es verdaderamente el autor del Evangelio de Mateo. El
que la tradición eclesiástica lo haya puesto bajo el nombre de un discípulo de
Jesús es sólo un intento de dar autoridad a un Evangelio muy querido e
importante por su riqueza doctrinal para el buen desarrollo de una Iglesia aún
con pocos años. El autor es ciertamente un judío helenizado, pero de tradición
palestina (conoce muchas sentencias de Jesús recogidas por la comunidad
cristiana palestina), docto en las Escrituras, que vive y compone su evangelio
dentro de una comunidad judeocristiana mixta, con mezcla de otros creyentes
procedentes del paganismo [...]».
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