De la relación del mercedario fray Pedro Nolasco de Santa María
(Año 1737: Archivo de la Basílica nacional de Luján)
ORIGEN DE LA ADVOCACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LUJAN
En aquel tiempo que el reino de Portugal y el de Castilla se gobernaban por una
Corona, con el mucho comercio que tenía esta ciudad con el Brasil, un
portugués, vecino de Córdoba, que fundó la hacienda de Sumampa, pidió a un
paisano suyo le trajese del Brasil una imagen pequeña de la Concepción, para
colocar en una capilla que estaba fabricando en dicha su hacienda; y con este
encargue le remitieron a un mismo tiempo dos, las cuales, encajonadas, cargó en
su carretón. Y llegando al río de Luján hizo noche en lo de un paisano suyo,
llamado fulano Rosendo.
Queriendo proseguir su viaje, uncidos los bueyes por la mañana, no pudieron
mover dicho carretón; por cuya causa le volvieron a descargar, y entonces le
movieron los bueyes sin alguna dificultad. Y admirados todos de este prodigio,
le preguntaron qué llevaba en la carga, que allí se había descargado, que
pudiese servir de impedimento a su viaje; y él respondió que no llevaba cosa de
impedimento, antes sí dos imágenes para darles culto.
Y determinaron se embarcase en el carretón los dos cajoncitos de las imágenes e
hiciesen caminar el carretón; y se hallaron con el impedimento primero; a que empezó
a exclamar el devoto portugués a la Virgen Santísima que bien sabía el efecto,
para qué la llevaba, que era para colocarla en la capilla que en su nombre
tenía fabricada; y, persuadiéndole a que sacase él un cajón y dejase el otro,
probaron a que caminase el carretón, y no se pudo mover de su lugar; volvieron
a hacer la diligencia de sacar el cajón que había quedado y cargar el que
habían bajado, y entonces se movió dicho carretón sin impedimento alguno;
quedando el dueño muy contento con la imagen que se llevó, dejando la otra en
el paraje, donde le mostraba quererse quedar.
Ésta es la imagen de Nuestra Señora de Luján, que estuvo muchos años en lo de
dicho Rosendo, en un oratorio muy corto, y muy venerada la imagen de todo el
pago. Y dicho Rosendo dedicó un negro, llamado Manuel, al culto de dicha
imagen, quien cuidaba de la lámpara de dicha Señora, que incesantemente ardía.
Y con el transcurso del tiempo y muerto el dueño de aquella estancia vino a
quedar en casi despoblado. Y por ser mucha la frecuencia de devotos, que
acudían movidos de sus muchos milagros, y no tener en dicha estancia dónde
albergarse, pidió una señora, doña Ana de Matos, le diesen dicha imagen que la
llevaría a su hacienda, que estaba en dicho río y colocóla en un oratorio; y con
la asistencia y fervor del capellán don Pedro Montalbo y del mayordomo, don
Manuel Casco de Mendoza, se enfervorizó la devoción de todo el pago y aun de
las provincias remotas y se pusieron a fabricar la capilla, que hasta hoy
permanece.
RESPONSORIO
R. Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza. * De ti
nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien hemos sido salvados y
redimidos. Aleluya.
V. Celebremos con gozo esta fiesta de santa María Virgen.
R. De ti nació el sol de justicia. Cristo, nuestro Dios, por quien hemos
sido salvados y redimidos. Aleluya.
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