Monday, June 1, 2020

LA CAUSA DE TODA PERTURBACIÓN CONSISTE EN QUE NADIE SE ACUSA A SÍ MISMO - 2ª Lectura Oficio Divino 1/6/2020

SEGUNDA LECTURA

De las Instrucciones de san Doroteo, abad.
(Instrucción 7, Sobre la acusación de sí mismo, 1-2: PG 88, 1695-1699)

LA CAUSA DE TODA PERTURBACIÓN CONSISTE EN QUE NADIE SE ACUSA A SÍ MISMO

Tratemos de averiguar, hermanos, cuál es el motivo principal de un hecho que acontece con frecuencia, a saber, que a veces uno escucha una palabra desagradable y se comporta como si no la hubiera oído, sin sentirse molesto, y en cambio, otras veces, así que la oye, se siente turbado y afligido. ¿Cuál, me pregunto, es la causa de esta diversa reacción? ¿Hay una o varias explicaciones? Yo distingo diversas causas y explicaciones y sobre todo una, que es origen de todas las otras, como ha dicho alguien: «Muchas veces esto proviene del estado de ánimo en que se halla cada uno.»

En efecto, quien está fortalecido por la oración o la meditación tolerará fácilmente, sin perder la calma, a un hermano que lo insulta. Otras veces soportará con paciencia a su hermano, porque se trata de alguien a quien profesa gran afecto. A veces también por desprecio, porque tiene en nada al que quiere perturbarlo y no se digna tomarlo en consideración, como si se tratara del más despreciable de los hombres, ni se digna responderle palabra, ni mencionar a los demás sus maldiciones e injurias.

De ahí proviene, como he dicho, el que uno no se turbe ni se aflija, si desprecia y tiene en nada lo que dicen. En cambio, la turbación o aflicción por las palabras de un hermano proviene de una mala disposición momentánea o del odio hacia el hermano. También pueden aducirse otras causas. Pero, si examinamos atentamente la cuestión, veremos que la causa de toda perturbación consiste en que nadie se acusa a sí mismo.

De ahí deriva toda molestia y aflicción, de ahí deriva el que nunca hallemos descanso; y ello no debe extrañarnos, ya que los santos nos enseñan que esta acusación de sí mismo es el único camino que nos puede llevar a la paz. Que esto es verdad, lo hemos comprobado en múltiples ocasiones; y nosotros, con todo, esperamos con anhelo hallar el descanso, a pesar de nuestra desidia, o pensamos andar por el camino recto, a pesar de nuestras repetidas impaciencias y de nuestra resistencia en acusarnos a nosotros mismos.

Así son las cosas. Por más virtudes que posea un hombre, aunque sean innumerables, si se aparta de este camino, nunca hallará el reposo, sino que estará siempre afligido o afligirá a los demás, perdiendo así el mérito de todas sus fatigas.

RESPONSORIO    1Jn 1, 8. 9; Pr 28, 13

R. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos; * pero si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es Dios para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad.
V. Al que oculta sus crímenes no le irá bien en sus cosas.
R. Pero si confesamos nuestros pecados, fiel y bondadoso es Dios para perdonarnos y purificarnos de toda iniquidad.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor Dios, cuya providencia no se equivoca en sus designios, te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo lo que pueda causarnos algún daño, y nos concedas lo que pueda sernos de provecho. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

1 comment:

  1. Hay mi estimado Noel, si el mundo en general, entiéndase los gobernantes de las naciones, los jefes de estado dueños de empresas y demás personas pudieran leer y reflexionar frente a esta gran verdad, cuantos problemas, guerras y conflictos se podrían evitar, ¡si cada quien en lugar de señalar y juzgar al otro se acusase a sí mismo!
    ... Hoy esta palabra se actualiza durante la pandemia, pues confirma la imposibilidad que tenemos todas las personas de reconocer y aceptar las consecuencias de nuestras acciones.
    Pero no nos vayamos tan lejos o tan a nivel macro, veamos cómo también dentro del ámbito familiar sucede lo mismo, nadie se acusa todos son víctimas del otro y ahí tenemos las grandes crisis matrimoniales cuando el o ella es "víctima" del otro... ¿dónde está el amor y la justificación? y cada quien defiende su trinchera.
    En fin Hagámosle un himno a esta palabra y pongámosla, en la palma de nuestra mano como memorial entre los ojos en las jambas de la casa y en las puertas,para no olvidar esta maravillosa clave,ya que toca el punto medular de nuestras relaciones interpersonales.

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