¿Cómo pasarías tus últimos 38 minutos de vida?
- por Rav Efrem Goldberg
El sábado a la mañana, los habitantes de Hawaii recibieron
en sus teléfonos un alerta de emergencia: “Amenaza de misil balístico en
dirección a Hawaii. Busquen refugio de inmediato. Este no es un simulacro”.
Con el incremento de la tensión entre los Estados Unidos y
Corea del Norte, los hawaianos entraron en pánico, creyendo que eran el
objetivo de un ataque nuclear. Algunos corrieron hacia los sótanos, otros se
escondieron debajo de las mesas y otros se metieron en las alcantarillas de la
calle.
Llevó 38 minutos hasta que el estado difundió un mensaje
corrigiendo el error y explicando que se trataba de una falsa alarma. El Centro
de Operaciones de Emergencia luego le informó al mundo que uno de sus empleados
simplemente había presionado el botón incorrecto, y añadieron: “Esta persona ha
sido temporalmente reasignada dentro de nuestro Centro de Operaciones de
Emergencias y su puesto depende de los resultados de nuestra investigación
interna”.
El mensaje recibido: "Amenaza de misil balístico en
dirección a Hawaii. Busquen refugio de inmediato. Este no es un
simulacro".
Durante 38 minutos, 1,4 millón de personas se desesperó por
asegurar su seguridad pero también hicieron algo más. Al pensar que el
catastrófico ataque era inminente, se vieron forzados a considerar cómo
deseaban pasar sus últimos momentos en la tierra. Gracias a Dios, fue solamente
una falsa alarma y la extensión del daño fue la ansiedad que causó
innecesariamente.
De todas maneras, esta desafortunada experiencia nos enseña
a todos una importante lección. Si te quedaran sólo 38 minutos de vida, ¿cómo
los pasarías? ¿Qué harías? ¿Abrirías un libro de Torá para estudiar? ¿O un
libro de plegarias? ¿Buscarías el teléfono para llamar a alguien y decirle que
lo amas? ¿Te conectarías con alguien con quien estás alejado para tratar de
reconciliarte?
Tómate unos momentos y piensa qué harías si pensaras que te
quedara un tiempo limitado para vivir.
¿Por qué no haces eso ahora mismo?
Hilel nos advierte: “No digas: ‘estudiaré cuando tenga
tiempo libre’, porque quizás nunca tengas tiempo libre” (Pirkei Avot, 2:5). No
podemos predecir cuánto viviremos y si posponemos o nos demoramos, es posible
que nunca lleguemos a aquello que afirmamos son nuestros objetivos y
aspiraciones.
La porción de la Torá de esta semana nos advierte: “Ushmartem
et hamatzot – cuiden las matzot para que no se vuelvan jametz”. Rashi cita el
Midrash que nos alienta a leer el versículo como si dijera: ushmartem et hamitzvot,
cuiden los mandamientos. Si se presenta en tu camino una oportunidad positiva,
no permitas que se vuelva jametz a causa de tu pereza y tus postergaciones. En
cambio abrázala, corre hacia ella y cúmplela de inmediato, antes de que sea
demasiado tarde.
La muerte siempre ha sido uno de los motivadores más
potentes. El autor budista Sogyal Rinpoche escribe: “La muerte es un espejo en
el cual se refleja todo el significado de tu vida”. El Talmud (Shabat 153a)
registra la enseñanza de Rabí Eliezer: “Arrepiéntete un día antes de tu
muerte”. Sus discípulos le preguntaron: “¿Cómo puede saber la persona cuándo va
a morir?”
“¡Ese es exactamente el punto!”, les respondió. “Que se
arrepienta hoy por si llega a morir mañana, y de esta forma vivirá todos sus
días en arrepentimiento”.
Una profunda canción folclórica norteamericana dice: “Espero
que algún día tengas la oportunidad de vivir como si estuvieras muriendo”. Los
habitantes de Hawaii tuvieron esa oportunidad la semana pasada. Nosotros no
necesitamos esperar un alerta de emergencia. Pregúntate a ti mismo qué harías
si te quedaran unos pocos minutos para vivir y no esperes, hazlo ahora mismo.
Con mucho cariño,
Noel y Silvia
Res. Santa Anita
Altos de Ticomo
Managua, Nicaragua
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