Camino
Neocatecumenal: 50 años de la llegada a Roma (I)
Artículo
de Alfonso V. Carrascosa, de la 2ª Comunidad
Padre
Mario, Carmen Y Kiko © Neocatechemunal.Blogspot.Com
(ZENIT
– 8 marzo 2018).- El Camino Neocatecumenal prepara un gran
encuentro para toda Europa y países del resto del mundo para
celebrar los 50 años del Camino Neocatecumenal.
El
evento se celebrará el próximo 5 de mayo de 2018, en la Universidad
de la Sapienza (Campus de Tor Vergata), a las afueras de Roma,
próximo a la fiesta de la Virgen de Pompeya, que es el día 8 de
mayo.
El
Papa Francisco ha aceptado estar en el encuentro, informa Alfonso
Vicente Carrascosa Santiago, de la 2ª Comunidad Neocatecumenal
de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito, donde Kiko y Carmen
comenzaron esta iniciación cristiana precisamente en 1968, también
hace ahora 50 años.
Alfonso
Vicente Carrascosa Santiago, quien recibe formación permanente en el
Camino Neocatecumenal, ha escrito un artículo narrando la llegada
del grupo católico a Roma, algo que “sin duda ocurrió, bajo
los auspicios celestiales de Santa Teresa”, ya que fue en
Ávila donde Kiko conoció a don Dino, y fue éste quien le
llevó a Roma –apunta el científico del Camino Neocatecumenal–,
y subraya que coincide con el Año Santo Teresiano.
A
continuación, ofrecemos la 1ª parte del artículo que Alfonso
V. Carrascosa Santiago ha escrito para ZENIT sobre la llegada del
Camino Neocatecumenal a Roma (Leer
la 2ª parte del artículo).
****
La
llegada del Camino Neocatecumenal a Roma
En
2018 se celebra el 50 aniversario del comienzo del Camino
Neocatecumenal en Roma, realidad eclesial que echó a andar en las
barracas de Palomeras Altas de Madrid en 1964, hace ahora 54 años.
Gracias a la información publicada, en la que se hace mención a
dicho acontecimiento, fundamentalmente “Kiko Argüello: Camino
Neocatecumenal 40 años de fe” de Virginia Drake, y
“Neocatechumenale Iter Statuta” (2002), y a multitud de detalles
adicionales disponibles en internet, se pueden reconstruir más o
menos los hechos históricos que se sucedieron, algo que, como el
propio nacimiento del Camino Neocatecumenal en Madrid, ocurrió sin
planificación previa alguna. He decidido hacer esta narración por
iniciativa propia, para mayor Gloria de Dios y de su santa Iglesia
-con el paso del tiempo los Papas han reconocido que el Camino ha
sido suscitado por el Espíritu Santo y es un bien para toda la
Iglesia- conmovido por el amor que la Virgen María, la Humilde de
Nazaret, ha tenido con todos nosotros, al decirle una vez más a su
Hijo “No tienen vino”. ¡Cuántos bienes nos ha dado el Señor!
¡Si no hubiera pasado el Santo, a liberarnos de Egipto, nosotros y
nuestros hijos seguiríamos aún en la esclavitud!. Asomándonos a
sus orígenes, todos podemos unirnos a esta efeméride, que coincide
además –y tal vez no por casualidad- con los 50 años de la
publicación de la “Humanae Vitae”.
El
Instituto Pontificio Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio
y la Familia invistió doctor “Honoris Causa” en la persona de
Kiko Argüello al Camino Neocatecumenal, co-iniciador junto con
Carmen Hernández de dicha realidad eclesial. En la Laudatio
de dicho doctorado se decía entre otras cosas “En un momento de
crisis y desorden por parte de muchos, la acogida sin reservas de la
encíclica profética de Pablo VI Humanae
vitae
por parte de las familias de camino ha sido un auténtico testimonio
para toda la Iglesia, mostrando que, más allá de nuestros miedos o
de nuestras dificultades, es posible vivir como la Iglesia señala,
como camino especifico de santidad de la pareja, si hay una comunidad
viva que les acompaña”.
El
instrumento providencial del que el Señor se valió para que el
Camino Neocatecumenal llegase a Roma fue Monseñor Dino Torregiani,
fundador del Instituto de los Siervos de la Iglesia, congregación de
sacerdotes que está en algunas parroquias de Roma e Italia dedicados
a la pastoral de los marginados, gitanos y emigrantes, y de la gente
ambulante, como hippies, o personas relacionadas con el mundo del
circo, etc. Mons. Dino Torregiani conoció a Kiko y a Carmen en
Ávila, asistiendo a unas catequesis que impartieron en la Parroquia
de Santiago, ubicada en la plaza del mismo nombre, siendo entonces
párroco D. Francisco López Fernández, durante los años 66-67.
En
alguna ocasión Kiko ha comentado que la primera catequesis que don
Dino escuchó fue la de Abraham… y tras escucharla ¡partieron
juntos para Roma!. Celebrándose este 2018 el Año Teresiano no puedo
por menos que añadir que seguramente santa Teresa desde el Cielo
tuvo algo que ver. Para anunciar las catequesis Kiko pintó a
Jesucristo con la leyenda “Venid a mi todos los agobiados y
fatigados, que yo os aliviaré”, sobre un fondo sobrio de mortero
de cemento gris de una de las paredes maestras que componen el porche
de entrada de los salones de la parroquia. Todavía hoy se puede ver
prácticamente intacto con la firma “Kiko 67”.
Mons.
Dino Torregiani vió en la experiencia de Kiko y Carmen una respuesta
a la necesidad de evangelización de los más alejados, e invitó a
Kiko y Carmen a ir a Roma, algo que hicieron acompañados por un
sacerdote de Sevilla. La predicación, el Kerigma, los cantos, la
guitarra, las propias pintas de Kiko, todo le encajó. Kiko le
advirtió de que iba a Roma a abrir una iniciación cristiana y que
no sabía hablar italiano, a lo que don Dino respondió que él le
haría de intérprete.
Antes
de partir fueron con él a visitar al arzobispo de Madrid, monseñor
Casimiro Morcillo, que ya conocía lo iniciado en las barracas de
Palomeras Altas y lo había apoyado, incluso admitiendo ad
experimentum
la celebración de la Eucaristía bajo las dos especies. Morcillo les
dio una carta de recomendación para el vicario del Papa en Roma, el
cardenal Angelo Dell’Acqua, y otra para el Cardenal de Florencia,
Cardenal Florite, que era amigo de don Casimiro, porque de los cuatro
Secretarios Generales del Concilio Vaticano II, uno de los
Secretarios Generales era Don Casimiro Morcillo y otro era el
Cardenal Florite, que entonces era Arzobispo de Florencia. Con estas
dos cartas partieron con Don Dino a Roma en julio del año 1968.
Al
llegar a Italia, antes de comenzar a visitar las parroquias de Roma,
don Dino llevó a Kiko, y Carmen a visitar para poner a sus pies la
misión a la Virgen de Pompei, una advocación representada en una
pintura en la cual Sta. Catalina de Siena y Sto. Domingo de Guzmán
reciben el Santo Rosario de manos de la propia Virgen María y del
Niño Jesús. Don Dino les comentó que santo Domingo y santa
Catalina eran como Kiko y Carmen… La presencia de la Virgen María
y su empeño por sacar adelante esta realidad eclesial ha sido una
constante a lo largo del tiempo. El propio Kiko contó a la
periodista Virginia Drake cómo el día de la Inmaculada de 1959 fue
cuando recibió de ella el encargo “Hay que hacer comunidades
cristianas como la Sagrada Familia de Nazaret, que vivan en humildad,
sencillez y alabanza. El otro es Cristo”.
El
Concilio Vaticano II y el Catecismo de san Juan Pablo II han
expresado bien a las claras la importancia de la revitalización del
catecumenado de adultos, que conduce precisamente eso, a formar
comunidades cristianas. Estas palabras de la Virgen son, además, una
novedad en cuanto a las dichas por la propia Virgen en sus
apariciones de Fátima o Lourdes, dado que señalan el camino futuro
a seguir, el de continuar la evangelización con la ayuda del
catecumenado, que es un eco de la auténtica devoción, la que la
Virgen María tiene por todos nosotros.
Porque
es a través de la evangelización, de la predicación, del Kerigma,
como san Pablo nos dice que Dios ha querido salvarnos: Cristo, que es
el totalmente otro, la originalidad radical que no es otra cosa que
el amor con que Dios nos ama, y nos alcanza desde el otro, desde el
hermano que nos anuncia el evangelio, si es que le escuchamos y damos
crédito a lo que nos anuncia. Y es ese Otro, esa novedad que es
Buena Nueva, la que la humanidad busca de contínuo a través del
arte, de la ciencia: cuando el artista plasma la originalidad a
través de la belleza, el que lo ve experimenta la emoción estética,
cuando el científico es capaz de alumbrar nuevo conocimiento,
experimenta también emoción intelectual. ¿Hay algo permanente
capaz de hacernos experimentar esa emoción? SÍ. Más que algo,
ALGUIEN, Cristo, el eternamente Otro, que está clavado en la Cruz
gloriosa, en eterna donación.
Después
don Dino los llevó a vivir en la sacristía de una parroquia de
Roma, a Carmen le buscó un sitio en un monasterio cercano de las
monjas de Sta. Brígida. Después comenzaron a visitar con él a
algunos párrocos, a los que se les decía o que era el Camino, y los
párrocos decían que todo eso estaba muy bien, muy bonito, pero para
España, ya que en Roma las parroquias estaban muy bien y no
necesitaban nada de eso. Al poco tiempo Kiko y Carmen plantearon a
Don Dino que sentían de Dios ir a vivir entre los pobres a esperar a
que Dios se manifestase. Como nació el Camino entre los pobres de
Palomeras, allí se fueron, la parroquia de San Judas Tadeo, rodeada
de un barrio lleno de barracas llamado “Borghetto Latino”.
Una
monja que asistía socialmente a los pobres, habló con una familia
que tenía un gallinero y les dijeron que les dejaban la mitad del
gallinero. Trajeron unas uralitas y unas puertas que encontraron en
la basura, consiguieron una cocina eléctrica, etc. La estancia era
muy estrechita, tenía 3 metros por dos. Allí pusieron unas literas.
También fueron dos seminaristas con ellos, Jesús Blázquez fue uno
de ellos. Les acompañó al principio un sacerdote de Sevilla que
estuvo un tiempo con ellos. Carmen encontró a una señora que la
dejó una barraca cercana y allí un grupo de jóvenes fueron por el
barrio latino, estuvieron en la barraca de Kiko, se quedaron
impresionados y le invitaron a un congreso en Nemi, donde había
jóvenes de comunidades de base.
En
un aula magna llena de jóvenes -grupos de ideología de izquierdas
entonces de moda- le pidieron que diera su testimonio. Les llamó a
un pequeño grupo la atención el testimonio dado, sus pintas con
barba larga, anorak verde, etc., y le invitaron a una experiencia que
estaban haciendo de una Misa con guitarras, en una cripta de una
parroquia que se llamaba Mártires Canadienses. Con ellos celebraba
un presbítero sacramentino, don Guillermo Amadei, y un grupo de
chicos todos con guitarras; habían hecho un canto sobre Pentecostés
y otros. Le invitaron a esa Misa; todo lleno de chicos sentados
alrededor del altar, un desbarajuste, pero enormemente viva. Le
preguntaron qué le parecía y les dijo que no se renovaba la Iglesia
con las guitarras, sino con el anuncio del kerigma y el Misterio
Pascual. Le dijeron que qué era eso, y entonces invitó al grupo que
dirigía a todos estos jóvenes a una convivencia en una casa en la
montaña, tras la cual le plantearon empezar en la parroquia, eso sí,
invitando a algunos adultos para que aquello no pareciese un grupo de
jóvenes; adultos como Franco, Margarita, Giampiero, etc.
Con
ellos se empezaron las catequesis y el 2 de noviembre de 1968 nació
la 1ª comunidad de Mártires Canadienses con 70 hermanos, de los
cuales viven cerca de 60, están todos, ninguno se ha marchado, una
cosa sorprendente después de 50 años. Esta comunidad tuvo 100 hijos
y otros tantos nietos. En Roma hay hoy más de 100 parroquias en las
que está abierto el Camino Neocatecumenal, y cerca de 500
comunidades, todas llenas de jóvenes, y más de 80 de las cuales han
terminado ya la iniciación cristiana según el carisma del Camino
Neocatecumenal.
Apoyados
en su experiencia previa en las barracas de Palomeras en el año
1964, decidieron irse a vivir con los pobres a las chabolas del
Borghetto Latino de Roma a la espera de que el Señor les manifestase
su voluntad abriéndoles una puerta, y fue otra vez en este ambiente
de pobreza donde todo comenzó de nuevo, como en Palomeras Altas en
Madrid. No hubo un plan preconcebido, sólo el apremio del Amor de
Cristo por evangelizar. Fue Dios quien organizó todo.
Antes
de empezar las catequesis se presentaron al cardenal Dell’Acqua
para pedirle el permiso de predicar en su diócesis, como siempre
hacían. Les acompañaba ya un sacerdote de Bolonia, don Francesco
Cuppini, que se les había unido con el permiso de su obispo. El
cardenal vicario les escuchó con atención y les autorizó a empezar
las catequesis, siempre que el párroco estuviera de acuerdo. Les
mandó ir a hablar con el entonces vicegerente, Monseñor Ugo
Poletti, que pronto llegaría a ser el cardenal vicario, y que
después de un modo providencial, durante tantos años, ayudaría y
defendería al Camino. Al final de todo este proceso, nació la
primera comunidad neocatecumenal de Roma, con cincuenta hermanos, en
la parroquia de Mártires Canadienses. Al año siguiente dieron
catequesis en las parroquias de Santa Francesca Cabrini, la Natividad
y San Luis Gonzaga, en Parioli.
En
ésta época y en Roma comenzó también las catequesis en la
Parroquia de la Nativitá el actual presidente de la Conferencia
Episcopal Española, el Cardenal Ricardo Blázquez, que había
conocido el Camino con anterioridad en Ávila. El Cardenal Blázquez
refiriéndose a esta época ha escrito recientemente en “Diarios”
de Carmen Hernández: “Yo conocí a Kiko y a Carmen hace
aproximadamente cincuenta años, en los primeros balbuceos del Camino
Neocatecumenal, sobre todo en Roma y Ávila. Seguí las catequesis en
la parroquia de la Natività, donde caminé el tiempo en que se
prolongaron mis estudios en Roma. Tuve la convicción de que algo
nuevo, de gran vigor y alcance, en sintonía con el Concilio, estaba
naciendo; me impresionó particularmente la actualización de la
teología de san Pablo a la existencia del hombre actual. Kiko y
Carmen, junto con un presbítero, formaban el equipo de los
iniciadores del Camino, una palabra en que resuena el eco de los
Hechos de los Apóstoles”.
Sería
precisamente en Roma cuando, poco después, el Espíritu Santo le
haría al Camino Neocatecumenal el enorme regalo de incorporar al
Equipo Internacional Responsable como presbítero itinerante al Padre
Mario Pezzi, entonces Misionero Comboniano. Su vocación misionera,
su experiencia personal de fe, y su sólida formación teológica,
aportaron al Camino el dinamismo necesario para llegar a conectar con
el Concilio Vaticano II. Daniel Comboni desde el cielo se sumó así
a la tarea, “nos echó un capote”, propiciando de este modo que,
con el paso del tiempo, llegase a su amada África esta iniciación
cristiana postbautismal: “Desde los cielos, lucharon las estrellas,
contra Sísara…”(Jue 5,20). El padre Mario dejó su tesis
doctoral en marcha y se lanzó adelante confiado en el Señor. Don
Dino falleció el 27 de setiembre de 1983 en Palencia. El 5 de
noviembre de 2004 se inició su proceso de beatificación.
Pronto
empezó la persecución. Si en las barracas de Palomeras Altas Dios
se había servido de la amenaza de derribo por parte de las
autoridades civiles para que Kiko llamase a Mons. Casimiro Morcillo,
Obispo de Madrid , a quien conocía de Cursillos de Cristiandad, y
así don Casimiro conociera el Camino y lo apoyara, en Roma, las
quejas contra el Camino fueron desde la propia Iglesia, ocasionaron
que Kiko y Carmen fuesen convocados por la Sagrada Congregación para
el Culto Divino y los Sacramentos, compareciendo finalmente en 1972
ante el secretario de la Congregación acompañado de los expertos
que habían trabajado en el Ordo
Initiationis Christianae Adultorum
(OICA). El entonces Secretario de la Congregación, Mons. Annibale
Bugnini, y el grupo de expertos que estaban con él, quedaron
impresionados [1]
al ver que lo que estaban elaborando desde hacía algunos años sobre
el catecumenado para los adultos, el Espíritu Santo, partiendo de
los pobres, lo estaba ya llevando a la práctica. Después de dos
años de estudio de la praxis litúrgico-catequética del Camino
Neocatecumenal, publicaron en Notitiae [2],
la revista oficial de la Congregación, una nota laudatoria de la
obra que estaba desarrollando el Camino Neocatecumenal en las
parroquias, reconociendo en éste un don del Espíritu Santo
para llevar a la práctica el Concilio. Con la Congregación se
acordó el nombre: Neocatecumenado
o Camino
Neocatecumenal.
Gracias
a este hecho originado por la persecución, se estableció con la
congregación del Culto Divino y de los Sacramentos un diálogo
fecundo, que resultó más tarde muy importante para la relación de
Pablo VI con el Camino Neocatecumenal, y a la larga, con los
siguientes Papas, hasta llegar a san Juan Pablo II y la aprobación
del Estatuto del Camino Neocatecumenal en 2002.
****
[1]
Cfr. A.Bugnini, La
Riforma Liturgica, pág.
579, nota 26: Un
grupo seriamente comprometido, el de las comunidades
neocatecumenales, había ya iniciado por obra de sus fundadores la
puesta en práctica de una formación cristiana de los bautizados …
El mérito de este grupo está en haber entendido la importancia del
espíritu del catecumenado para formar verdaderos cristiano.
[2]
Cfr. Notitiae,
n. 95-96 Julio-Agosto 1974.