Vaikrá(Levítico 1-5)
La humildad de Moshé – Por Rav Jehuda Appel
Un
maravilloso pasaje del Talmud describe la grandeza de los Sabios de
las generaciones previas. En prosa poética, el Talmud declara: "La
muerte de Rabí Janina ben Dosa vio el final de los hombres de
acción. La muerte de Rabí Iosi Katanta vio el final de los rectos.
Cuando murió Rabí Iojanán ben Zakai, se extinguió la gloria de
la sabiduría. Cuando murió Rebi (Iehudá Hanasí), cesaron la
humildad y el temor al pecado".
El
Talmud continúa con un sorprendente comentario de Rabí Iosef. Él
desafió la afirmación respecto a que había desaparecido la
humildad, y dijo: "¡Pero yo sigo aquí!"
Este
comentario no se entiende. ¿Cómo es posible que Rabí Iosef afirme
ser humilde, al proclamar su propia humildad?
A
primera vista, la declaración de Rabí Iosef parece lo opuesto a la
humildad. Pero no es así. Porque humildad no significa tener
baja autoestima. El judaísmo dice que ser humilde es entender clara
y objetivamente quién eres. Una persona realmente humilde
reconoce sus fortalezas y debilidades con respecto a sí misma, a
los demás y a Dios. Conoce perfectamente cuál es su lugar en el
mundo.
Considerarse
peor de lo que uno es en realidad es un problema de falsa
humildad. Cuentan que el director de una ieshivá criticó a un
estudiante por caminar con una actitud de humildad. "No eres
tan grandioso como para actuar con tal pequeñez" le dijo el
rabino.
Además,
la falsa humildad puede ser peligrosa. Si uno se menosprecia, puede
llegar a no actuar cuando la situación lo requiera. Rav
Najman de Breslov, un gran rebe jasídico, decía que el error de
los rectos es verse a sí mismos demasiado pequeños, lo que les
impide hacer lo que podrían hacer para traer la redención.
¿Cuál
es la descripción principal que la Torá hace de Moshé, el más
grandioso profeta de la historia? Él era “la más humilde de
las personas” (ver Números 12:3).
Precisamente
debido a esta cualidad Moshé fue elegido como el transmisor de la
Torá de Dios. Al estar dedicado a la verdad y no verse afectado
por los autoengaños que ciegan a otros, Moshé conocía su
lugar. Por eso tuvo el mérito de ser quien entregó al mundo la
verdad de Dios.
Al
mismo tiempo, Moshé tenía consciencia de que más allá de la
posición que uno ocupe, se debe ser cuidadoso al tratar con los
demás. Una y otra vez, a pesar de tener consciencia de su propia
grandeza, Moshé mostró su humildad al interactuar con sus
semejantes.
Un
hermoso ejemplo lo encontramos en la parashá de esta semana, que
comienza relatando que Dios llamó a Moshé desde el Tabernáculo.
Como explica Rashi, la palabra utilizada para describir esto,
vaikrá, demuestra un contacto muy íntimo. Si bien Dios
habla de manera abierta con muy pocas personas, son todavía
menos las que llama.
Curiosamente,
en los rollos de la Torá la palabra vaikrá se escribe con
una letra alef más pequeña que el resto de las letras. Si
omitiéramos la alef pequeña, la palabra se leería vaikar,
una palabra asociada con un encuentro casual; es decir, un nivel de
intimidad mucho menor. El Midrash dice que Moshé mismo modificó la
escritura para que la alef fuera pequeña. Incómodo con la
palabra vaikrá, una declaración de lo mucho que era
valorado a los ojos de Dios, Moshé buscó la forma de disimularla
sin cambiar el significado del texto original. De esta manera dejó
igualmente en claro que era un hombre modesto.
Moshé
personificó la grandeza de la humildad, porque a pesar de tener
plena consciencia de su grandeza, tuvo el cuidado de no
ostentarla frente a los demás.
Noel y Silvia
"La Porciúncula"
Guatemala
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