Ya pasó la Semana Mayor... no comparto mucho de esos dias porque algo de este post va para detras de la muralla... O sea, el material es sobrio de temas que no son aceptables universalmente.
Pero quiero concluir con los email que le he mandado a mis lectores del grado primero... mi última lista que incluye a mis "socios"; en especial a los mas recientes... lectores del blog...
Para hacer justicia a los productores, traductores, editores, etc., viene este post:
Queridos hermanos,
Termino con el Fin de estas meditaciones para la Cuaresma... - de este año, y el próximo:
Fin de estas meditaciones para la Cuaresma
El domingo siguiente, si no me equivoco, vi a los
judíos lavar y purificar el templo. Ofrecieron sacrificios
expiatorios, sacaron los escombros, y tapando las señales del
terremoto con tablas y alfombras, continuaron las ceremonias de la
Pascua, que no se habían podido acabar el mismo día. Declararon que
la fiesta se había interrumpido por la asistencia de los impuros al
sacrificio, y aplicaron, no sé cómo, a lo que había pasado, una
visión de Ezequiel sobre la resurrección de los muertos. Además,
amenazaron con penas graves a los que hablaran o murmuraran; sin
embargo, no calmaron sino a aquella parte del pueblo más ignorante y
más inmoral: los mejores se convirtieron primero con sigilo, y
después de Pentecostés abiertamente. Los príncipes de los
sacerdotes perdieron una gran parte de su osadía al ver la rápida
propagación de la doctrina de Jesús. En el tiempo del diaconado de
San Esteban, Ofel y la parte oriental de Sión no podían contener a
la comunidad cristiana, y tuvo que ocupar el espacio que se extiende
desde la ciudad hasta Betania. Vi a Anás como poseído del demonio;
lo encerraron, y no volvió a aparecer. Caifás estaba como loco
furioso: ¡tal era la violencia de la ira secreta que lo devoraba! El
jueves, después de Pascua, Ana Catalina dijo: Hoy he visto a Pilatos
hacer buscar inútilmente a su mujer. Estaba escondida en casa de
Lázaro, en Jerusalén. No podían adivinarlo, pues ninguna mujer
habitaba en aquella casa. Esteban, que no era conocido por discípulo,
le llevaba la comida y las noticias de fuera. Esteban era primo de
Pablo: ambos, hijos de dos hermanos. (Anotación de Brentano: Aquí
se acaba la relación de estas visiones, que duró desde el 18 de
febrero hasta el 6 de abril de 1823). Nota del Traductor: ¡Gracias
por descargar o comprar mi libro y por el tiempo que le dedicaste! Si
lo has disfrutado, por favor deja tu opinión en Amazon. Estaré muy
agradecido. Tengo otros libros igualmente interesantes en:
Ref:
Emmerick, Anna Catalina. La pasión y muerte de
nuestro señor Jesucristo (Spanish Edition) (pp. 112-114). UNKNOWN.
Kindle Edition.
Con mucho cariño,
Noel y Silvia
Desde “La Porciúncula”
CSP
Calzada Atanasio Tzul
Zona 12, Guatemala
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