Monday, April 2, 2018

Ya pasó la Semana Mayor 2018

Queridos hermanos,
Ya pasó la Semana Mayor... no comparto mucho de esos dias porque algo de este post va para detras de la muralla... O sea, el material es sobrio de temas que no son aceptables universalmente.
Pero quiero concluir con los email que le he mandado a mis lectores del grado primero... mi última lista que incluye a mis "socios"; en especial a los mas recientes... lectores del blog...

Para hacer justicia a los productores, traductores, editores, etc., viene este post:


Queridos hermanos,

Termino con el Fin de estas meditaciones para la Cuaresma... - de este año, y el próximo:





 Fin de estas meditaciones para la Cuaresma
El domingo siguiente, si no me equivoco, vi a los judíos lavar y purificar el templo. Ofrecieron sacrificios expiatorios, sacaron los escombros, y tapando las señales del terremoto con tablas y alfombras, continuaron las ceremonias de la Pascua, que no se habían podido acabar el mismo día. Declararon que la fiesta se había interrumpido por la asistencia de los impuros al sacrificio, y aplicaron, no sé cómo, a lo que había pasado, una visión de Ezequiel sobre la resurrección de los muertos. Además, amenazaron con penas graves a los que hablaran o murmuraran; sin embargo, no calmaron sino a aquella parte del pueblo más ignorante y más inmoral: los mejores se convirtieron primero con sigilo, y después de Pentecostés abiertamente. Los príncipes de los sacerdotes perdieron una gran parte de su osadía al ver la rápida propagación de la doctrina de Jesús. En el tiempo del diaconado de San Esteban, Ofel y la parte oriental de Sión no podían contener a la comunidad cristiana, y tuvo que ocupar el espacio que se extiende desde la ciudad hasta Betania. Vi a Anás como poseído del demonio; lo encerraron, y no volvió a aparecer. Caifás estaba como loco furioso: ¡tal era la violencia de la ira secreta que lo devoraba! El jueves, después de Pascua, Ana Catalina dijo: Hoy he visto a Pilatos hacer buscar inútilmente a su mujer. Estaba escondida en casa de Lázaro, en Jerusalén. No podían adivinarlo, pues ninguna mujer habitaba en aquella casa. Esteban, que no era conocido por discípulo, le llevaba la comida y las noticias de fuera. Esteban era primo de Pablo: ambos, hijos de dos hermanos. (Anotación de Brentano: Aquí se acaba la relación de estas visiones, que duró desde el 18 de febrero hasta el 6 de abril de 1823). Nota del Traductor: ¡Gracias por descargar o comprar mi libro y por el tiempo que le dedicaste! Si lo has disfrutado, por favor deja tu opinión en Amazon. Estaré muy agradecido. Tengo otros libros igualmente interesantes en:



Ref:
Emmerick, Anna Catalina. La pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo (Spanish Edition) (pp. 112-114). UNKNOWN. Kindle Edition.



Con mucho cariño,
Noel y Silvia
Desde “La Porciúncula”
CSP
Calzada Atanasio Tzul
Zona 12, Guatemala






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