La Historia De
Isaac E Ismael: Sara (peshat)
By Julia Blum -
agosto 23, 2018
Una decisión dolorosa
Seguimos con nuestra dramática historia
y nos movemos ahora hacia la parte de Sara.[1]
Notablemente, la primer cosa que aprendemos sobre Sara es el hecho de su
esterilidad (repetido dos veces): “Mas Sarai era estéril, y no
tenía hijo”.[2] Esta
breve observación sucede incluso antes de que se le diga a Abraham que vaya a
Harán, y quiere decir mucho: para una mujer casada, ser estéril era algo de lo
más terrible que pudiera suceder. Significaba que el dolor de su deficiencia,
la vergüenza y la culpa era algo con lo que Sara tenía que vivir —y con lo que
había batallado— durante muchos años. Y probablemente, explica por qué no
escuchamos mucho sobre Sara durante los primeros años en la Tierra: humillada
por su esterilidad, ella se mantuvo en silencio y obediente.
Las primeras palabras que escuchamos
sobre ella, encabezan nuestra historia:“Dijo entonces Sarai a Abram:
Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi
sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai”.[3] En hebreo, ella está diciendo: “Quizás yo seré edificada a
partir de Ella”. La misma palabra “edificar” que es usada aquí, la
encontramos por ejemplo, en la historia de Babel: “Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una
ciudad…”[4]
Todos conocen el final de la historia de Babel —y la historia del plan de Sara
también es una lección triste y una advertencia severa para quien quiera
edificarse a sí mismo por sus propios medios—: Solo dolor y devastación es el
resultado de tales planes. “Si Jehová no edificare la
casa, En vano trabajan los que la edifican”.[5]
Años difíciles
No entiendo cómo fuentes judías pueden
decir que Sara estaba “completamente libre de pecado”
cuando en el capítulo 16 se describe claramente el desprecio de Sara hacia
Agar. Quizás el comportamiento de Agar no fue fácil, pero todo el escenario fue
obra de Sara, y ella debía haber estado preparada para las consecuencias. Sin
embargo, ella no estaba preparada. La verdad es que ninguno de nosotros está
preparado para hacer frente a las consecuencias de nuestros planes o actitudes.
La Biblia no proporciona ningún detalle específico sobre lo que Sara le hizo a
Agar, pero no hay duda de que lo que ella hizo fue bastante malo, y huir hacia
el desierto no parecía la mejor opción para Agar.
Entonces, llegó el día en que nació
Ismael. No sabemos mucho respecto a los trece años que pasaron entre el último
versículo del capítulo 16 y el primer versículo del capítulo 17 —pero sí
sabemos que en todos esos años, Abraham había estado completamente seguro de
que Ismael era el hijo del pacto y que todas las promesas y los planes de Dios
estaban puestos sobre él—. Sara debía haberse sentido excluida, no solo de la
maternidad, no solo de la alegría de la paternidad— la alegría que su marido
estaba experimentando ahora a cada momento —pero también del pacto eterno,
también de todo lo que Dios había prometido a Abraham, a su familia y a sus
descendientes—. Este sentimiento debía haber sido absolutamente devastador.
Aún así, Sarai no podía transformarse
en Sara, no podía llegar a ser la madre y la Matriarca, si su corazón no estaba
sanado, si ella eventualmente no alcanzaba la paz, si ella no se reconciliaba
con sus circunstancias y con su vida. Sí, esos trece años fueron años de
continua humillación y dolor para Sara; pero obviamente, a través de ese dolor,
Dios había estado ocupándose de ella. Y sanándola. Y solo entonces —cuando Sara
había sido completamente cambiada y sanada interiormente— llega el capítulo 18,
trayendo a su vida un sorprendente, increíble e inconcebible cambio exterior:
ella tendrá un hijo. Mucho se ha dicho y escrito sobre la famosa risa de Sara
“para sus adentros”. Naturalmente era una risa de incredulidad: “¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi
señorya viejo?”[6]
Sin embargo, había mucho más en esa risa que incredulidad y duda. Una vez más,
Dios no le falló a ella; una vez más, Él no la abandonó; una vez más, Él mismo
la salvó y protegió de su vergüenza y dolor; una vez más, Él la justificó y
restauró completamente. Después de largos años sintiéndose humillada,
avergonzada y excluida del pacto de Dios y de todo el plan de Dios —después de
largos años aprendiendo a reconciliarse con sus sentimientos— ahora, Sara
estaba celebrando su reivindicación. Ella ya no estaba excluida; ella
pertenecía.“El hace habitar en familia a la estéril,que se goza en ser madre
de hijos”.[7] ¡Era
una risa de fe victoriosa!
¿Qué vio Sara?
Y ahora llegamos a la escena dramática,
a la “dinámica familiar”de Génesis 21. Isaac tiene dos o tres años y en ese
momento y acaba de ser destetado. Una gran fiesta se había celebrado para esta
ocasión. Probablemente, durante la fiesta, o más o menos en ese momento, Sara
ve que Ismael, ahora un joven de 16 o 17 años,metzahek—“riendo” o “jugando” o
“burlándose”—: “Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia, el
cual ésta le había dado a luz a Abraham, se burlaba de su hijo Isaac. Por
tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta
sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo”.[8]
Para que podamos entender el versículo 10, cuando Sara pide a Abraham que eche
a Ismael y a su madre, tenemos que entender qué sucedió en el versículo 9. ¿Qué
vio Sara?
La palabra hebrea metzahektiene
diferentes significados, y nadie sabe con seguridad qué significa aquí. Algunos
comentaristas sugieren una connotación sexual. Después de todo, esta es la
misma palabra que encontramos en Génesis 26, donde se refiere a Isaac y Rebeca,
sin duda con un significado sexual: “Isaac que acariciaba
(metzahek) a Rebeca su mujer”.[9] ¿Tiene aquí el mismo significado? ¿Ismael estaba molestando
sexualmente a Isaac? ¿Y fue la causa de este abuso sexual lo que enfureció
tanto a Sara? Sin embargo en Génesis 26 el nombre de Rebeca está claro en
la frase, Isaac metzahek a Rebeca; mientras
que en nuestro caso, basado en el mismo texto, todavía está más claro que
Ismael estaba interactuando con Isaac en el momento en que Sara lo vio: Isaac
no es mencionado del todo en esta frase. Así pues, ¿qué vio Sara y por qué su
reacción fue tan turbulenta? Y todavía más importante: ¿por qué Dios apoyó a
Sara? ¿Por qué Dios respaldó completamente lo que parecía ser una reacción
exagerada de una madre sobreprotectora?
Vayamos al hebreo en busca de
respuesta. Si conoces las letras hebreas, podrás reconocer que la palabra
metzahek, מצחק,
tiene la misma raíz que Itzhak : יצחק.Por
eso, puede leerse como un verbo, formado por la raíz de Isaac. Sara vio que
Ismael estaba “Isaacing”, o lo que sea que pueda significar.
Probablemente Ismael estaba intentando ocupar el lugar de Isaac, tal vez en la
familia de Abraham, tal vez en el plan de Dios, tal vez en ambos casos. Ismael
era un hijo natural, haciéndose hombre. Él había sido concebido naturalmente, a
diferencia de Isaac quien fue el hijo de un milagro, concebido y nacido de
forma totalmente sobrenatural. Solo hay una cosa que puede hacerme comprender
el apoyo de Dios a la expulsión de un chico adolescente de su familia: Dios no
quiere que una realidad de Dios sea reemplazada por una hecha por el hombre; hecho por el hombre y hecho por Dios no
debe ser confundido o mezclado. En mi opinión, esta inesperada —y solo visible
en hebreo— explicación, toma en cuenta no solo la reacción furiosa de Sara,
sino también la orden de Dios de desterrar a Ismael.
Si quieres aprender más sobre la
historia de Isaac e Ismael, puedes leer mi libro: Abraham had two sons. Da clic
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[1] Para conveniencia del lector, usaremos el nombre
de Sara en todo el artículo (excepto en la cita de la Escritura, anterior a
Génesis 17).
About the author
Julia Blum - Julia is a teacher and an
author of several books on biblical topics. She teaches two biblical courses at
the Israel Institute of Biblical Studies, “Discovering the Hebrew Bible” and
“Jewish Background of the New Testament”, and writes Hebrew insights for these
courses.
Con agradecimiento a nuestra profesora Julia Blum,
y con mucho cariño para todos nuestros hermanos,
Sus hermanos,
Noel & Silvia
“La Porciúncula”
Guatemala, La Bella