La Historia De Isaac E Ismael:
Abraham (peshat)
By Julia Blum - agosto 16, 2018
Una solución “perfecta”
La última vez vimos a Abraham recibiendo la
maravillosa promesa de Dios en Génesis 15. Así pues, en el capítulo
16 donde empieza la historia de Agar e Ismael, ya conocemos dos
cosas importantes sobre Abraham: su fe en Dios y su deseo de tener
un hijo. Estas dos cosas no solo definen a Abraham, sino que están
enlazadas en su corazón: sí, él desea desesperadamente ser padre,
pero también como prueba de fe y obediencia, sabe que ha de tener
un hijo.
Por eso, cuando Sara le presenta su “plan Agar”, él ve en ello la solución
perfecta para lo que parecía ser un problema sin solución. Sara
estaba bien avanzada en años para tener hijos, por eso,
evidentemente era incapaz de tener un hijo. Por otra parte, el
Señor le había prometido un descendiente “de su propio cuerpo”, era obvio pues, que
otra mujer tuviese ese hijo. Sin embargo, si esa mujer era la
sirvienta de Sara, su hijo aún sería legalmente considerado como
hijo de Sara. Brillante.
¿Puedes imaginar los sentimientos de un anciano de 86
años quien toda su vida había estado sin hijos? —quien no solo
durante muchos años había estado soñando con un hijo, sino durante
muchas décadas, y ahora finalmente iba a tener un hijo?— Cuan
bendecido y orgulloso debía haberse sentido sosteniendo en sus
manos esta prueba viviente de la fidelidad de Dios a Sus promesas.
Recuerda: aún así sabemos que Ismael no era el hijo de la promesa,
Abraham no lo sabía. Durante trece años, desde el momento en que nació,
Abraham vio a Ismael como su heredero físico y espiritual. Él amó
muchísimo a su hijo, su corazón estaba satisfecho con Ismael, y
durante esos alegres años, de alguna manera, un dato “pequeño” se
escapó de su atención: Dios ya no le estaba hablando. Fuimos
testigos del encuentro de Abraham con Dios en el capítulo 15,
cuando él tenía 85 u 86 años. La próxima vez que el Señor se
apareció a Abraham fue en el capítulo 17, cuando él tenía 99. Al
menos durante trece años no tenemos registro de que Dios hablara
con Abraham.
Nuevo encuentro
¿Se dio cuenta Abraham de que Dios no había vuelto a
hablar con él? Las Escrituras no dicen nada referente a estos trece
años en que Ismael fue el único hijo de Abraham. Aún así, cuando el
Señor se le aparece a Abraham en el capítulo 17, hay que remarcar
que la única cosa que nosotros (y Dios) escuchamos de Abraham en
este capítulo, es la súplica por su hijo: “Ojalá Ismael viva delante de ti”.[1]
Presta mucha atención: Abraham dijo estas palabras
cuando Dios ya le había dicho algo sobre otro hijo. Tal como leemos
en el capítulo 17, donde Dios se le aparece a Abraham después de
trece años de silencio, vemos que la promesa que sacudió el mundo
de Abraham —de que tendría otro hijo—solo viene en el capítulo 16.
Sin embargo, fue precedido por un largo discurso, en el cual Dios
le contó a Abraham sobre el pacto con él y sus descendientes para
siempre. Dentro de los catorce primeros versículos del capítulo 17,
la palabra “pacto” aparece
diez veces; la palabra “descendiente” aparece
cinco veces y todos estos sucesos ocurren antes del versículo 16 —antes de que Abraham
escuchara por primera vez que tendría un hijo con Sara—.
Eso significa que todo este tiempo, mientras escuchaba al Señor
hablando sobre el pacto y los descendientes, Abraham obviamente
piensa en Ismael, porque hasta ese momento, no tiene ningún otro
descendiente. Entonces llegaron las últimas noticias de Génesis 17:16: “Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer…Y la
bendeciré, y también te daré de ella hijo”—personalmente
no creo que Abraham estuviese especialmente emocionado al escuchar
esto—. Era un hombre viejo,
ya tenía un hijo, su corazón y su vida estaban satisfechos con
Ismael, e incluso no estaba seguro de desear otro hijo. Estas
noticias fueron tan inesperadas, tan inconcebibles y probablemente
tan incómodas, que Abraham no tuvo prisa de contárselo a Sara:
cuando Sara lo escucha en el capítulo 18, se ríe con la famosa
risa “para sus adentros”, lo cual muestra claramente que
es la primera vez que ella escucha algo así.
¿Huésped o huéspedes?
Según comentarios judíos, tan solo habían pasado unos
días entre la aparición de Dios a Abraham en el capítulo 17 y Su
aparición entre los árboles de Mamre en el capítulo 18. Abraham aún
no estaba completamente recuperado después de su circuncisión al
final del capítulo 17. La Torá no menciona esto. En su lugar, se
nos muestra algo sorprendente, que en mi opinión refleja la lucha
en el corazón de Abraham después de su encuentro con Dios en el
capítulo 17. El famoso comienzo del capítulo 18: “El Señor se le apareció a Abraham” es
seguido por la conversación de Abraham con sus huéspedes, y es
aquí, en esta conversación, que descubrimos signos de inseguridad
en Abraham que están completamente perdidos en la traducción. Mira
en el texto hebreo de abajo, incluso si no sabes del todo hebreo,
puedes ver por la diferencia de colores que el hebreo aquí cambia
del singular (subrayado) al plural (resaltado) —reflejando
claramente la inseguridad de Abraham sobre si los visitantes eran
humanos o divinos—. Por ejemplo, hay una controversia sobre si
Adonai aquí debe ser leído como palabra sagrada, “Señor”,o como una
palabra regular en plural “señores”. Creo que justo aquí, justo
después del capítulo 17 con las últimas noticias, esta interacción
entre singular y plural llega como una expresión de la indecisión y
lucha interna de Abraham entre lo natural y lo sobrenatural: si
creyó —o si quiso creer— esta promesa sobrenatural.
ג וַיֹּאמַר: אֲדֹנָי, אִם-נָא
מָצָאתִי חֵןבְּעֵינֶיךָ–אַל-נָא תַעֲבֹר, מֵעַל עַבְדֶּךָ.
|
3 Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos,
te ruego que no pases de tu siervo.
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ד יֻקַּח-נָא מְעַט-מַיִם, וְרַחֲצוּ
רַגְלֵיכֶם; וְהִשָּׁעֲנוּ, תַּחַת הָעֵץ.
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4 Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad
vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,
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ה וְאֶקְחָה פַת-לֶחֶם וְסַעֲדוּ
לִבְּכֶם, אַחַר תַּעֲבֹרוּ–כִּי-עַל-כֵּן עֲבַרְתֶּם,
עַל-עַבְדְּכֶם;וַיֹּאמְרוּ, כֵּן תַּעֲשֶׂה כַּאֲשֶׁר
דִּבַּרְתָּ.
|
5 y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro
corazón, y después pasaréis; pues por eso habéis pasado cerca de
vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho.
|
Por favor, no me malinterpretes. No estoy diciendo que
Abraham no estaba feliz con el nacimiento de Isaac o que él no
amaba a su hijo pequeño. Desde luego, él amó a Isaac; no hay
ninguna duda sobre ello. Sin embargo, él había amado a Ismael
durante trece años antes de escuchar algo sobre Isaac, y durante
esos trece años, no había esperado que nadie más ocupase su lugar.
Trece años es un tiempo muy largo, y durante todo ese tiempo,
Ismael había sido su único hijo y heredero. Desde luego, después de
este nacimiento sobrenatural de Isaac, Abraham supo, más allá de
cualquier duda, qué hijo había de ser el hijo de la promesa; pero
necesitamos recordar que él todavía amaba mucho a Ismael, y este es
el lazo —el lazo de su enorme amor hacia ambos hijos y del plan de
Dios— el cual intentamos desvelar aquí.
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