Tuesday, June 13, 2017

Capítulo II Conocimiento y recepción de la Sagrada Escritura y los documentos de la Iglesia sobre matrimonio y familia - Capitulo II

Queridos hermanos,
Continuamos mientras tenemos acceso a la línea... Si la buscas con el titulo, puedes adelantar... Yo trataré de llevarlo condicionando el tiempo que la mayoría dispone...  - !La Paz! 


SÍNODO DE LOS OBISPOS

III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA

LOS DESAFÍOS PASTORALES
DE LA FAMILIA
EN EL CONTEXTO
DE LA EVANGELIZACIÓN

INSTRUMENTUM LABORIS

Ciudad del Vaticano
2014



Capítulo II
Conocimiento y recepción de la Sagrada Escritura
y los documentos de la Iglesia sobre matrimonio y familia

8. Nuestro tiempo eclesial se caracteriza por un amplio redescubrimiento de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia. El renovado interés en las Sagradas Escrituras, en ámbito eclesial, ha marcado de modo diferenciado la vida de las diócesis, las parroquias y las comunidades eclesiales. Sin embargo, de las numerosas respuestas y observaciones recibidas resulta que el conocimiento, la comunicación y la recepción de las enseñanzas de la Iglesia concernientes a la familia tienen lugar mediante modalidades muy diversas, según las vivencias familiares, el tejido eclesial y el contexto socio-cultural. En las zonas en las que sigue viva una tradición cristiana y una pastoral bien organizada, se encuentran personas sensibles a la doctrina cristiana sobre el matrimonio y la familia. En otras partes, por motivos distintos, se encuentran numerosos cristianos que incluso ignoran la existencia de estas enseñanzas.


9. En general, se puede decir que hoy la enseñanza de la Biblia, sobre todo de los Evangelios y las Cartas paulinas, es más conocida. Sin embargo, de parte de todas las Conferencias Episcopales se afirma que queda mucho por hacer para que tal enseñanza se convierta en el fundamento de la espiritualidad y la vida de los cristianos también en relación a la familia. Asimismo, en no pocas respuestas, se observa entre los fieles un gran deseo de conocer mejor la Sagrada Escritura.

10. En esta perspectiva, resalta cuán decisiva es la formación del clero y en particular la calidad de las homilías, sobre lo que recientemente el Santo Padre Francisco ha insistido (cfr. EG 135-144). En efecto, la homilía es un instrumento privilegiado para presentar a los fieles la Sagrada Escritura en su valor eclesial y existencial. Gracias a una predicación adecuada, se pone al pueblo de Dios en la condición de apreciar la belleza de la Palabra que atrae y conforta a la familia. Junto con la homilía se reconoce como otro instrumento importante el hecho de promover en el seno de las diócesis y las parroquias cursos que ayuden a los fieles a acercarse a las Escrituras de modo adecuado. Se sugiere no tanto multiplicar iniciativas pastorales, sino animar bíblicamente toda la pastoral familiar. Toda circunstancia en la que la Iglesia está llamada a cuidar de los fieles, en el ámbito de la familia, es una ocasión para que el Evangelio de la familia sea anunciado, experimentado y apreciado.


11. El conocimiento de los documentos conciliares y postconciliares del Magisterio sobre la familia, de parte del pueblo de Dios, en general es escaso. Ciertamente, los entendidos en ámbito teológico los conocen. Sin embargo, al parecer estos textos no impregnan profundamente la mentalidad de los fieles. También hay respuestas que reconocen con franqueza que, entre los fieles, dichos documentos no se conocen en absoluto. En algunas respuestas, se observa que a veces los documentos se perciben como realidades un poco “exclusivas”, especialmente entre los laicos que no gozan de una preparación previa. Se nota un cierto cansancio a la hora de tomar estos textos y estudiarlos. A menudo, si no hay alguien preparado, que sea capaz de hacer una introducción a su lectura, estos documentos se consideran difíciles de abordar. Sobre todo, se siente la necesidad de mostrar el carácter existencial de las verdades que se afirman en los documentos.


12. Algunas de las observaciones recibidas imputan la responsabilidad de la escasa difusión de este conocimiento a los pastores, que, según el juicio de algunos fieles, no conocen en profundidad el tema matrimonio-familia de los documentos, ni parece que tengan los instrumentos para desarrollar esta temática. De otras observaciones recibidas, se deduce que los pastores, a veces, se sienten inadecuados y faltos de preparación para tratar problemáticas relativas a la sexualidad, la fecundidad y la procreación, de manera que con frecuencia se prefiere no afrontar estos temas. En algunas respuestas, se encuentra también una cierta insatisfacción respecto a algunos sacerdotes que parece que sean indiferentes respecto a determinadas enseñanzas morales. Su desacuerdo con la doctrina de la Iglesia genera confusión en el pueblo de Dios. Por esto, se pide que los sacerdotes estén más preparados y sean más responsables a la hora de explicar la Palabra de Dios y de presentar los documentos de la Iglesia concernientes al matrimonio y la familia.


13. Un buen número de Conferencias Episcopales observa que, si se transmite en profundidad la enseñanza de la Iglesia con su genuina belleza, humana y cristiana, ésta es aceptada con entusiasmo por gran parte de los fieles. Cuando se logra mostrar una visión global del matrimonio y la familia según la fe cristiana, se percibe su verdad, bondad y belleza. La enseñanza es mayormente aceptada donde los fieles hacen un auténtico camino de fe, y no sienten sólo una curiosidad improvisada sobre lo que piensa la Iglesia acerca de la moral sexual. Por otra parte, numerosas respuestas confirman que, incluso cuando se conocen las enseñanzas de la Iglesia sobre matrimonio y familia, muchos cristianos manifiestan dificultades para aceptarlas integralmente. En general, se mencionan elementos parciales de la doctrina cristiana, aunque relevantes, con respecto a los cuales se observa una resistencia, de distintos grados, como por ejemplo respecto al control de los nacimientos, el divorcio y las nuevas nupcias, la homosexualidad, la convivencia, la fidelidad, las relaciones prematrimoniales, la fecundación in vitro, etc. Muchas respuestas confirman que, por el contrario, la enseñanza de la Iglesia sobre la dignidad y el respeto por la vida humana es más amplia y fácilmente aceptada, al menos en principio.

14. Con razón, se señala que sería necesaria una mayor integración entre espiritualidad familiar y moral, que también permitiría comprender mejor el Magisterio de la Iglesia en ámbito de moral familiar. Alguna que otra intervención constata la importancia de valorar elementos de las culturas locales, que pueden ayudar a comprender el valor del Evangelio; es el caso de gran parte de la cultura asiática, con frecuencia centrada en la familia. En estos contextos, algunas Conferencias Episcopales afirman que no es difícil integrar las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia con los valores sociales y morales del pueblo, presentes en estas culturas. Con esto se quiere llamar la atención sobre la importancia de la interculturalidad en el anuncio del Evangelio de la familia. En definitiva, en las respuestas y observaciones recibidas resulta evidente la necesidad de poner en marcha itinerarios formativos concretos y posibles, que representen una introducción a las verdades de la fe que atañen a la familia, sobre todo para poder apreciar su profundo valor humano y existencial.


15. Algunas Conferencias Episcopales ponen de relieve que el motivo de tanta resistencia a las enseñanzas de la Iglesia acerca de la moral familiar es la falta de una auténtica experiencia cristiana, de un encuentro personal y comunitario con Cristo, que ninguna presentación —aunque sea correcta— de una doctrina puede sustituir. En este contexto, se lamenta la insuficiencia de una pastoral preocupada sólo de administrar los sacramentos, sin que a esto corresponda una verdadera experiencia cristiana atrayente. Además, la gran mayoría de las respuestas pone de relieve el creciente contraste entre los valores que propone la Iglesia sobre matrimonio y familia y la situación social y cultural diversificada en todo el planeta. Existe unanimidad en las respuestas también en relación a los motivos de fondo de las dificultades a la hora de acoger la enseñanza de la Iglesia: las nuevas tecnologías difusivas e invasivas; la influencia de los medios de comunicación de masas; la cultura hedonista; el relativismo; el materialismo; el individualismo; la creciente secularización; el hecho de que prevalgan concepciones que han llevado a una excesiva liberalización de las costumbres en sentido egoísta; la fragilidad de las relaciones interpersonales; una cultura que rechaza decisiones definitivas, condicionada por la precariedad, la provisionalidad, propia de una “sociedad líquida”, del “usar y tirar”, del “todo y en seguida”; valores sostenidos por la denominada “cultura del descarte” y de lo “provisional”, como recuerda frecuentemente el Papa Francisco.

16. Algunos recuerdan los obstáculos debidos al largo dominio de ideologías ateas en numerosos países, que crearon una actitud de desconfianza respecto de las enseñanzas religiosas en general. Otras respuestas hacen referencia a las dificultades que encuentra la Iglesia ante las culturas tribales y las tradiciones ancestrales, en las que el matrimonio tiene características bastante diferentes respecto a la visión cristiana, como por ejemplo el hecho de sostener la poligamia u otras visiones que contrastan con la idea de matrimonio indisoluble y monogámico. Está claro que los cristianos que viven en estos contextos necesitan un fuerte apoyo de parte de la Iglesia y las comunidades cristianas.


17. Muchas respuestas plantean el tema de la necesidad de encontrar nuevos modos para transmitir las enseñanzas de la Iglesia sobre matrimonio y familia. Mucho depende de la madurez de la Iglesia particular, de su tradición al respecto y de los recursos efectivos disponibles sobre el territorio. Sobre todo, se reconoce la necesidad de formar agentes pastorales capaces de mediar el mensaje cristiano de modo culturalmente adecuado. En cualquier caso, casi la totalidad de las respuestas afirma que, a nivel nacional, existe una Comisión para la Pastoral de la Familia y el Directorio de la Pastoral Familiar. Generalmente, las Conferencias Episcopales proponen la enseñanza de la Iglesia mediante documentos, simposios y una animación capilar; así como, a nivel diocesano, se trabaja mediante varios organismos y comisiones. Ciertamente tampoco faltan respuestas que revelan una situación difícil para la organización eclesial, en la que faltan recursos económicos y humanos para poder organizar de modo continuado una catequesis sobre la familia.

18. Muchos recuerdan que es decisivo establecer relaciones con centros académicos adecuados y preparados sobre temáticas familiares, a nivel doctrinal, espiritual y pastoral. En algunas respuestas, se refiere acerca de conexiones a nivel internacional entre centros universitarios y diócesis, incluso en zonas periféricas de la Iglesia, que resultan provechosas para promover momentos formativos de calidad sobre matrimonio y familia. Un ejemplo, varias veces citado en las respuestas, es la colaboración con el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre matrimonio y familia de Roma, con diversas sedes en todo el mundo. Al respecto, varias Conferencias Episcopales recuerdan la importancia de desarrollar las intuiciones de San Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo, en las cuales se propone un acercamiento fecundo a las temáticas de la familia, con sensibilidad existencial y antropológica, abierto a las nuevas instancias emergentes en nuestro tiempo.

19. Por último, es una consideración común que la catequesis sobre matrimonio y familia hoy no se puede limitar solamente a la preparación de la pareja al matrimonio; es necesaria una dinámica de acompañamiento vinculado a la experiencia que, mediante testigos, muestre la belleza de lo que nos transmiten el Evangelio y los documentos del Magisterio de la Iglesia sobre la familia. Mucho antes de que se presenten para el matrimonio, los jóvenes necesitan que se les ayude a conocer lo que la Iglesia enseña y por qué lo enseña. Muchas respuestas ponen de relieve la función de los padres en la catequesis específica sobre la familia. Los padres tienen un rol insustituible en la formación cristiana de los hijos en relación al Evangelio de la familia. Esta tarea requiere una profunda comprensión de su vocación a la luz de la doctrina de la Iglesia. Su testimonio ya es una catequesis viviente, no sólo en la Iglesia, sino también en la sociedad.

Continuará...
Con mucho cariño,
Noel y Silvia

Monday, June 12, 2017

LOS DESAFÍOS PASTORALES DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN

Queridos hermanos,
HOY iniciamos con la convocatoria de parte de Kiko y P. Mario para evangelizar de dos en dos por las calles de Guatemala y San Salvador. No es necesario que yo los invite a unirse a la evangelización con alegría y como cristianos adultos en la fe. Ya se nos ha invitado a TODOS a aceptar los desafíos pastorales que nos tocan. Este Instrumentum Laboris tiene su origen en las parroquias de todo el mundo. Se nos envió un cuestionario que llenamos todos y los entregamos a las oficinas de nuestros obispos; quienes los transmitieron al Sínodo para su incorporación... Así es que esto no es nada nuevo o improvisado...
Sin más, los dejo con la presentación proveniente del Vaticano:


SÍNODO DE LOS OBISPOS
III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA
LOS DESAFÍOS PASTORALES
DE LA FAMILIA
EN EL CONTEXTO
DE LA EVANGELIZACIÓN
INSTRUMENTUM LABORIS

Ciudad del Vaticano 2014

ÍNDICE

Abreviaciones
Presentación
Premisa
Capítulo I
El designio de Dios acerca del matrimonio y la familia

La familia a la luz del dato bíblico (1-3)
La familia en los documentos de la Iglesia (4-7)
Capítulo II
Conocimiento y recepción de la Sagrada Escritura y los documentos de la Iglesia sobre matrimonio y familia
(8)
El conocimiento de la Biblia sobre la familia (9-10)
Conocimiento de los documentos del Magisterio (11)
La necesidad de sacerdotes y ministros preparados (12)
Acogida diversificada de la enseñanza de la Iglesia (13-14)
Algunos motivos de la dificultad de recepción (15-16)
Promover un mejor conocimiento del Magisterio (17-19)
Capítulo III
Evangelio de la familia y ley natural

El nexo entre Evangelio de la familia y ley natural (20)
Problematismo de la ley natural hoy (21-26)
Contestación práctica de la ley natural sobre la unión entre hombre y mujer (27-29)
Una deseable renovación del lenguaje (30)
Capítulo IV
La familia y la vocación de la persona en Cristo

La familia, la persona y la sociedad (31-34)
A imagen de la vida trinitaria (35)
La Santa Familia de Nazaret y la educación al amor (36-38)
Diferencia, reciprocidad y estilo de vida familiar (39-42)
Familia y desarrollo integral (43-44)
Acompañar el nuevo deseo de familia y las crisis (45-48)
Una formación constante (49)
Capítulo I
La pastoral de la familia: las diversas propuestas actuales

Responsabilidad de los pastores y dones carismático en la pastoral familiar (50)
La preparación al matrimonio (51-56)
Piedad popular y espiritualidad familiar (57)
El sostén a la espiritualidad familiar (58)
El testimonio de la belleza de la familia (59-60)
Capítulo II
Los desafíos pastorales de la familia
(61)
a) La crisis de la fe y la vida familiar
La acción pastoral en la crisis de fe (62-63)
b) Situaciones críticas internas a la familia
Dificultad de relación / comunicación (64)
Fragmentación y disgregación (65)
Violencia y abuso (66-67)
Dependencias, medios de comunicación y redes sociales (68-69)
c) Presiones externas a la familia
La repercusión de la actividad laboral en la familia (70-71)
El fenómeno migratorio y la familia (72)
Pobreza y lucha por la subsistencia (73)
Consumismo e individualismo (74)
Contra-testimonios en la Iglesia (75)
d) Algunas situaciones particulares
El peso de las expectativas sociales sobre el individuo (76)
El impacto de las guerras (77)
Disparidad de culto (78)
Otras situaciones críticas (79)
Capítulo III
Las situaciones pastorales difíciles

A. Situaciones familiares (80)
Las convivencias (81-82)
Las uniones de hecho (83-85)
Separados, divorciados y divorciados vueltos a casar (86)
Los hijos y quienes se quedan solos (87)
Las madres solteras (88)
Situaciones de irregularidad canónica (89-92)
Acerca del acceso a los sacramentos (93-95)
Otras peticiones (96)
Acerca de los separados y los divorciados (97)
Simplificación de las causas matrimoniales (98-102)
El cuidado de las situaciones difíciles (103-104)
No practicantes y no creyentes que piden el matrimonio (105-109)
B. Acerca de las uniones entre personas del mismo sexo
Reconocimiento civil (110-112)
La evaluación de las Iglesias particulares (113-115)
Algunas indicaciones pastorales (116-119)
Transmisión de la fe a los niños en uniones de personas del mismo sexo (120)
Capítulo I
Los desafíos pastorales acerca de la apertura a la vida
(121-122)
Conocimiento y recepción del Magisterio sobre la apertura a la vida (123-125)
Algunas causas de la difícil recepción (126-127)
Sugerencias pastorales (128)
Acerca de la praxis sacramental (129)
Promover una mentalidad abierta a la vida (130-131)
Capítulo II
La Iglesia y la familia frente al desafío educativo

a) El desafío educativo en general
El desafío educativo y la familia hoy (132)
Transmisión de la fe e iniciación cristiana (133-134)
Algunas dificultades específicas (135-137)
b) La educación cristiana en situaciones familiares difíciles (138)
Una visión general de la situación (139-140)
Las peticiones dirigidas a la Iglesia (141-145)
Las respuestas de las Iglesias particulares (146-150)
Tiempos y modalidades de la iniciación cristiana de los niños (151-152)
Algunas dificultades específicas (153)
Algunas indicaciones pastorales (154-157)
CONCLUSIÓN (158-159)



CCC Catecismo de la Iglesia Católica
CDF Congregación para la Doctrina de la Fe
CTI Comisión Teológica Internacional
CV Caritas in Veritate, Carta Encíclica de Benedicto XVI (29 de junio de 2009).
DCE Deus Caritas Est, Carta Encíclica de Benedicto XVI (25 de diciembre de 2005).
DV Dei Verbum, Constitución dogmática sobre la divina revelación, Concilio Ecuménico Vaticano II.
EG Evangelii Gaudium, Exhortación Apostólica de Francisco (24 de noviembre de 2013)
FC Familiaris Consortio, Exhortación Apostólica de Juan Pablo II (22 de noviembre de1981)
GS Gaudium et Spes, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, Concilio Ecuménico Vaticano II.
GE Gravissimum Educationis, Declaración sobre la educación cristiana, Concilio Ecuménico Vaticano II
HV Humanae Vitae, Carta Encíclica de Pablo VI (25 de julio de 1968)
LF Lumen Fidei, Carta Encíclica de Francisco (29 de junio de 2013)
LG Lumen Gentium, Constitución dogmática sobre la Iglesia, Concilio Ecuménico Vaticano II.
SC Sacramentum Caritatis, Exhortación Apostólica post-sinodal de Benedicto XVI (22 de febrero de 2007)

El 8 de octubre de 2013, el Papa Francisco convocó la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema: Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización. La Secretaría General del Sínodo inició la preparación con el envío del Documento Preparatorio, que tuvo una amplia acogida eclesial en el pueblo de Dios, sintetizada en el presente Instrumentum Laboris. El Santo Padre, considerada la amplitud del tema, ha establecido un itinerario de trabajo en dos etapas, que constituyen una unidad orgánica. En la Asamblea General Extraordinaria de 2014, los Padres sinodales evaluarán y profundizarán los datos, los testimonios y las sugerencias de las Iglesias particulares, a fin de responder a los nuevos desafíos de la familia. La Asamblea General Ordinaria de 2015, mayormente representativa del episcopado, reflexionará en un segundo momento —insertándose en el precedente trabajo sinodal— sobre las temáticas afrontadas para individuar líneas operativas pastorales.
El Instrumentum Laboris nace de las respuestas al cuestionario del Documento Preparatorio, dado a conocer públicamente en el mes de noviembre de 2013, estructurado en ocho grupos de preguntas relativas al matrimonio y la familia, las cuales han tenido una amplia difusión. Las respuestas, numerosas y detalladas, provienen de los Sínodos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, de las Conferencias Episcopales, de los Dicasterios de la Curia Romana y de la Unión de los Superiores Generales. También llegaron directamente a la Secretaría General respuestas —llamadas observaciones— de un número significativo de diócesis, parroquias, movimientos, grupos, asociaciones eclesiales y realidades familiares, así como también de instituciones académicas, especialistas, fieles y otras personas, todos ellos interesados en dar a conocer las propias reflexiones.
El texto está estructurado en tres partes y retoma, según un orden funcional a la Asamblea sinodal, las ocho temáticas propuestas en el cuestionario. La primera parte está dedicada al Evangelio de la familia, en el contexto del plan de Dios y la vocación de la persona en Cristo, horizonte dentro del cual se releva el conocimiento y la recepción del dato bíblico y de los documentos del Magisterio de la Iglesia, incluidas las dificultades, entre las cuales la comprensión de la ley natural. La segunda parte trata de las diversas propuestas relativas a la pastoral familiar, incluidos los correspondientes desafíos y las situaciones difíciles. La tercera parte está dedicada a la apertura a la vida y a la responsabilidad educativa de los padres, que caracteriza el matrimonio entre el hombre y la mujer, con particular referencia a las situaciones pastorales actuales.
El presente documento, fruto del trabajo colegial proveniente de la consultación a las Iglesias particulares, que la Secretaría General del Sínodo, junto con el Consejo de la Secretaría, ha recogido y elaborado, se pone a disposición de los Miembros de la Asamblea sinodal como Instrumentum Laboris. Éste ofrece un amplio cuadro, si bien no exhaustivo, de la situación familiar actual, de sus desafíos y de las reflexiones que la misma suscita.
Los temas que no se encuentran comprendidos en el documento, algunos de los cuales fueron indicados en las respuestas al número 9 (varios) del cuestionario, serán tratados en la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de 2015.
Lorenzo Card. Baldisseri
Secretario General del Sínodo de los Obispos

Vaticano, 24 de junio de 2014
Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista

El anuncio del Evangelio de la familia es parte integrante de la misión de la Iglesia, puesto que la revelación de Dios ilumina la realidad de la relación entre el hombre y la mujer, de su amor y de la fecundidad de su relación. En el tiempo actual, la difundida crisis cultural, social y espiritual constituye un desafío para la evangelización de la familia, núcleo vital de la sociedad y de la comunidad eclesial. Dicho anuncio está en continuidad con la Asamblea sinodal sobre La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana y el Año de la fe, proclamado por Benedicto XVI.
La Asamblea General Extraordinaria del Sínodo sobre el tema: Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización, teniendo en cuenta que la «Tradición apostólica va creciendo en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo» (DV 8), está llamada a reflexionar sobre el camino que se ha se seguir para comunicar a todos los hombres la verdad del amor conyugal y de la familia, respondiendo a sus múltiples desafíos (cf. EG 66). La familia es un recurso inagotable y una fuente de vida para la pastoral de la Iglesia; por lo tanto, su finalidad primaria es el anuncio de la belleza de la vocación al amor, gran potencial también para la sociedad. Ante esta urgencia, el episcopado, cum et sub Petro, se dispone a escuchar con docilidad al Espíritu Santo, para reflexionar sobre los desafíos pastorales actuales.
La Iglesia, consciente de que las dificultades no condicionan el ultimo horizonte de la vida familiar y de que las personas no se encuentran sólo frente a problemáticas inéditas, se complace en constatar un ímpetu, sobre todo entre los jóvenes, que hace entrever una nueva primavera para la familia. Testimonios significativos al respecto pueden verse en los numerosos encuentros eclesiales, en los que se manifiesta claramente, sobre todo en las nuevas generaciones, un renovado deseo de familia. Frente a tales aspiraciones, la Iglesia está llamada a ofrecer sostén y acompañamiento, a todos los niveles, con fidelidad al mandato del Señor de anunciar la belleza del amor familiar. El Sumo Pontífice, en sus encuentros con las familias, estimula siempre a mirar con esperanza el propio futuro, recomendando aquellos estilos de vida a través de los cuales se cuida y se hace crecer el amor en la familia: pedir permiso, agradecer y pedir perdón, sin dejar jamás que el sol se oculte sobre un litigio o una incomprensión, sin tener la humildad de excusarse.
Desde el comienzo de su Pontificado, el Papa Francisco ha insistido: «Él [Dios] jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón» (Ángelus del 17 de marzo de 2013). Este hincapié en la misericordia ha suscitado un notable impacto también en relación a las cuestiones referidas al matrimonio y a la familia, en cuando, más allá de todo moralismo, confirma y abre horizontes en la vida cristiana, cualquiera que sea el límite experimentado y cualquiera que sea el pecado cometido. La misericordia de Dios abre el camino a la continua conversión y al continuo renacimiento.

I PARTE
COMUNICAR EL EVANGELIO DE LA FAMILIA HOY

Capítulo I
El designio de Dios acerca del matrimonio y la familia
La familia a la luz del dato bíblico
1. El Libro del Génesis presenta al hombre y la mujer creados a imagen y semejanza de Dios; al acogerse mutuamente, se reconocen hechos el uno para el otro (cfr. Gen 1,24-31; 2,4b-25). Mediante la procreación, el hombre y la mujer son colaboradores de Dios, acogiendo y transmitiendo la vida: «Al transmitir a sus descendientes la vida humana, el hombre y la mujer, como esposos y padres, cooperan de una manera única en la obra del Creador» (CCC 372). Su responsabilidad, además, se extiende a custodiar la creación y hacer crecer la familia humana. En la tradición bíblica, la perspectiva de la belleza del amor humano, espejo del divino, se desarrolla sobre todo en el Cantar de los Cantares y en los profetas.
2. El fundamento del anuncio de la Iglesia acerca de la familia radica en la predicación y la vida de Jesús, que vivió y creció en la familia de Nazaret, participó en las bodas de Caná, donde enriqueció la fiesta con el primero de sus “signos” (cfr. Jn 2,1-11), presentándose como el Esposo que se une a la Esposa (cfr. Jn 3,29). En la cruz, se entregó con amor hasta el final, y en su cuerpo resucitado estableció relaciones nuevas entre los hombres. Desvelando plenamente la divina misericordia, Jesús concede al hombre y a la mujer recuperar ese “principio” según el cual Dios los unió en una sola carne (cfr. Mt 19,4-6), por el cual —con la gracia de Cristo— son capaces de amarse para siempre y con fidelidad. Por lo tanto, la medida divina del amor conyugal, a la que los cónyuges están llamados por gracia, tiene su fuente en «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (EG 36), corazón mismo del Evangelio.
3. Jesús, al asumir el amor humano, también lo perfeccionó (cfr. GS 49), dando al hombre y a la mujer un nuevo modo de amarse, que tiene su fundamento en la irrevocable fidelidad de Dios. Desde esta perspectiva, la Carta a los Efesios identifica en el amor nupcial entre el hombre y la mujer «el gran misterio» que hace presente en el mundo el amor entre Cristo y la Iglesia (cfr. Ef 5,31-32). Ellos poseen el carisma (cfr. 1Cor 7,7) de edificar la Iglesia, con su amor esponsal y con la tarea de la procreación y educación de los hijos. Unidos por un vínculo sacramental indisoluble, los esposos viven la belleza del amor, de la paternidad, de la maternidad y de la dignidad de participar así en la obra creadora de Dios.
La familia en los documentos de la Iglesia
4. A lo largo de los siglos, la Iglesia no ha dejado de ofrecer su enseñanza constante sobre el matrimonio y la familia. Una de las expresiones más altas de este Magisterio la propuso el Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et Spes, que dedica un capítulo entero a la promoción de la dignidad del matrimonio y la familia (cfr. GS 47-52). Define el matrimonio como comunidad de vida y de amor (cfr. GS 48), situando al amor en el centro de la familia, mostrando, al mismo tiempo, la verdad de ese amor ante las diversas formas de reduccionismo presentes en la cultura contemporánea. El «verdadero amor entre marido y mujer» (GS 49) implica la entrega mutua, incluye e integra la dimensión sexual y la afectividad, conformemente al designio divino (cfr. GS 48-49). Además, Gaudium et Spes 48 subraya el arraigo en Cristo de los esposos: Cristo Señor «sale al encuentro de los esposos cristianos en el sacramento del matrimonio», y permanece con ellos. En la encarnación, Él asume el amor humano, lo purifica, lo lleva a plenitud, y dona a los esposos, con su Espíritu, la capacidad de vivirlo, impregnando toda su vida de fe, esperanza y caridad. De este modo, los esposos son consagrados y, mediante una gracia propia, edifican el Cuerpo de Cristo y constituyen una Iglesia doméstica (cfr. LG 11), de manera que la Iglesia, para comprender plenamente su misterio, mira a la familia cristiana, que lo manifiesta de modo genuino.
5. Siguiendo las huellas del Concilio Vaticano II, el Magisterio pontificio ha ido profundizando la doctrina sobre el matrimonio y la familia. En particular Pablo VI, con la Encíclica Humanae Vitae, puso de relieve el vínculo íntimo entre amor conyugal y engendramiento de la vida. San Juan Pablo II dedicó especial atención a la familia mediante sus catequesis sobre el amor humano, la Carta a las familias (Gratissimam Sane) y sobre todo con la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio. En esos documentos, el Pontífice definió a la familia «vía de la Iglesia»; ofreció una visión de conjunto sobre la vocación al amor del hombre y la mujer; propuso las líneas fundamentales para la pastoral de la familia y para la presencia de la familia en la sociedad. En particular, tratando de la caridad conyugal (cfr. FC 13), describió el modo como los cónyuges, en su mutuo amor, reciben el don del Espíritu de Cristo y viven su llamada a la santidad.
6. Benedicto XVI, en la Encíclica Deus Caritas Est, retomó el tema de la verdad del amor entre hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo crucificado (cfr. DCE 2). Él recalca que: «El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano» (DCE 11). Además, en la Encíclica Caritas in Veritate, pone de relieve la importancia del amor como principio de vida en la sociedad (cfr. CV 44), lugar en el que se aprende la experiencia del bien común.
7. El Papa Francisco, en la Encíclica Lumen Fidei, al afrontar el vínculo entre la familia y la fe, escribe: «El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades» (LF 53).

Friday, June 9, 2017

La Trinidad revela el secreto de relaciones humanas - P. Raniero Cantalamessa - OFM Cap.

La Trinidad revela el secreto de relaciones humanas

sábado, 17 de mayo de 2008 (sábado, 11 de junio, 2017)

P. RANIERO CANTALAMESSA - LA TRINIDAD, SECRETO DE LAS RELACIONES HUMANAS BELLAS.
Predicador del Papa: La Trinidad revela el secreto de relaciones humanas bellas
Comentario del padre Cantalamessa,OFM Cap. --predicador de la Casa Pontificia-- a la Liturgia de la Palabra de este domingo, Solemnidad de la Santísima Trinidad.




Domingo de la Santísima Trinidad
Éxodo 34, 4b-6.8-9; 2 Corintios 13, 11-13; Juan 3, 16-18.


La Trinidad, escuela de relación.
¿Por qué los cristianos creen en la Trinidad? ¿No es ya bastante difícil creer que existe Dios como para añadirnos el enigma de que es «uno y trino»? A diario aparece quien no estaría a disgusto con dejar aparte la Trinidad, también para poder así dialogar mejor con judíos y musulmanes que profesan la fe en un Dios rígidamente único.
La respuesta es que los cristianos creen que Dios es trino ¡porque creen que Dios es amor! Si Dios es amor debe amar a alguien. No existe un amor al vacío, sin dirigirlo a nadie. Nos interrogamos: ¿a quién ama Dios para ser definido amor? Una primera respuesta podría ser: ¡ama a los hombres! Pero los hombres existen desde hace algunos millones de años, no más. Entonces, antes, ¿a quién amaba Dios? No puede haber empezado a ser amor desde cierto momento, porque Dios no puede cambiar. Segunda respuesta: antes de entonces amaba el cosmos, el universo. Pero el universo existe desde hace algunos miles de millones de años. Antes de entonces, ¿a quién amaba Dios para poderse definir amor? No podemos decir: se amaba a sí mismo, porque amarse a uno mismo no es amor, sino egoísmo, o como dicen los psicólogos, narcisismo.
He aquí la respuesta de la revelación cristiana. Dios es amor en sí mismo, antes del tiempo, porque desde siempre tiene en sí mismo un Hijo, el Verbo, a quien ama con amor infinito, que es el Espíritu Santo. En todo amor hay siempre tres realidades o sujetos: uno que ama, uno que es amado y el amor que les une. Allí donde Dios es concebido como poder absoluto, no existe necesidad de más personas, porque el poder puede ejercerlo uno solo; no así si Dios es concebido como amor absoluto.
La teología se ha servido del término naturaleza, o sustancia, para indicar en Dios la unidad, y del término persona para indicar la distinción. Por esto decimos que nuestro Dios es un Dios único en tres personas. La doctrina cristiana de la Trinidad no es un retroceso, un pacto entre monoteísmo y politeísmo. Al contrario: es un paso adelante que sólo el propio Dios podía hacer que lo diera la mente humana.
La contemplación de la Trinidad puede tener un precioso impacto en nuestra vida humana. Es un misterio de relación. Las personas divinas son definidas por la teología «relaciones subsistentes». Significa que las personas divinas no tienen relaciones, sino que son relaciones. Los seres humanos tenemos relaciones -entre padre e hijo, entre esposa y esposo, etcétera--, pero no nos agotamos en esas relaciones; existimos también fuera y sin ellas. No así el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La felicidad y la infelicidad en la tierra dependen en gran medida, lo sabemos, de la calidad de nuestras relaciones. La Trinidad nos revela el secreto para tener relaciones bellas. Lo que hace bella, libre y gratificante una relación es el amor en sus diferentes expresiones. Aquí se ve cuán importante es que se contemple a Dios ante todo como amor, no como poder: el amor dona, el poder domina. Lo que envenena una relación es querer dominar al otro, poseerle, instrumentalizarlo, en vez de acogerle y entregarse.
Debo añadir una observación importante. ¡El Dios cristiano es uno y trino! Ésta es, por lo tanto, asimismo la solemnidad de la unidad de Dios, no sólo de su trinidad. Los cristianos también creemos «en un solo Dios», sólo que la unidad en la que creemos no es una unidad de número, sino de naturaleza. Se parece más a la unidad de la familia que a la del individuo, más a la unidad de la célula que a la del áto mo.
La primera lectura de la Solemnidad nos presenta al Dios bíblico como «misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad». Éste es el rasgo que reúne más al Dios de la Biblia, al Dios del Islam y al Dios (mejor dicho, la religión) budista, y que se presta más, por ello, a un diálogo y a una colaboración entre las grandes religiones. Cada sura del Corán empieza con la invocación: «En el nombre de Dios, el Misericordioso, el Compasivo». En el budismo, que desconoce la idea de un Dios personal y creador, el fundamento es antropológico y cósmico: el hombre debe ser misericordioso por la solidaridad y la responsabilidad que le liga a todos los vivientes. Las guerras santas del pasado y el terrorismo religioso del presente son una traición, no una apología, de la propia fe. ¿Cómo se puede matar en nombre de un Dios al que se continúa proclamando «el Misericordioso y el Compasivo»? Es la tarea más urgente del diálogo interreligioso que juntos, los creyentes de todas las religiones, deben perseguir por la paz y el bien de la humanidad.
[Traducción del original italiano por Marta Lago]
FUENTE :
www.zenit.org/
ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.


Con todo cariño,
Noel y Silvia
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Pentecostés-Shavuot: el cielo está abierto - Julia Blum


Queridos hermanos,

Nuevamente me complazco en compartir con ustedes otro bello artículo de la autoría de Julia Blum,
Profesora Adjunta, Depto. de Estudios Bíblicos, del IsraelBiblicalStudies.com – y vuelvo a invitarlos a buscar sus libros (en Español) en Amazon.com – En realidad, después que regresamos de Israel, no he encontrado a ningún autor que me ilustre todo lo vivido allá tan bien como lo hace esta profesora. No omito recordarles que pueden comentar estos Posts desde nuestra dirección: http://nro-wodefangshi.blogspot.com/

Algo sobre Julia Blum


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Pentecostés-Shavuot: el cielo está abierto 


En nuestro último post, hablamos sobre la festividad bíblica de Shavuot, Fiesta de las Semanas (llamada también Chag HaKatzir, Fiesta de la Cosecha). Hablamos sobre el significado bíblico de Shavuot y también sobre el significado de esta festividad en la tradición judía. Es en este contexto que los acontecimientos de los dos primeros capítulos del libro de Hechos deben ser vistos.

En Hechos 1:4 Jesús ordenó a sus discípulos “que no se fueran de Jerusalén”. Entenderemos mejor esta orden si recordamos que Shavuot es una de las tres festividades bíblicas de peregrinación, cuando se suponía que todos los judíos piadosos estaban en Jerusalén. Además, si recordamos el significado de esta festividad en la tradición judía, entenderemos que no había una cierta coincidencia para que el Cielo fuese abierto y el Espíritu descendiese sobre los discípulos en ese día. Algo igualmente significante y profundo sucedió en el pasado en Shavuot: el evento más importante de la historia judía, la entrega de la Torá en el Monte Sinaí también sucedió en Shavuot. En la tradición judía, Shavuot es la festividad de la entrega de la Torá –Chag Matan Torah–.



PENTECOSTÉS-SHAVUOT: EL CIELO ESTÁ ABIERTO
In Blog @es by Julia Blum junio 1, 2017
El día en que el Cielo está abierto
En nuestro último post, hablamos sobre la festividad bíblica de Shavuot, Fiesta de las Semanas (llamada también Chag HaKatzir, Fiesta de la Cosecha). Hablamos sobre el significado bíblico de Shavuot y también sobre el significado de esta festividad en la tradición judía. Es en este contexto que los acontecimientos de los dos primeros capítulos del libro de Hechos deben ser vistos.
En Hechos 1:4 Jesús ordenó a sus discípulos “que no se fueran de Jerusalén”. Entenderemos mejor esta orden si recordamos que Shavuot es una de las tres festividades bíblicas de peregrinación, cuando se suponía que todos los judíos piadosos estaban en Jerusalén. Además, si recordamos el significado de esta festividad en la tradición judía, entenderemos que no había una cierta coincidencia para que el Cielo fuese abierto y el Espíritu descendiese sobre los discípulos en ese día. Algo igualmente significante y profundo sucedió en el pasado en Shavuot: el evento más importante de la historia judía, la entrega de la Torá en el Monte Sinaí también sucedió en Shavuot. En la tradición judía, Shavuot es la festividad de la entrega de la Torá –Chag Matan Torah–.
Ahora podemos ver estos hermosos y profundos paralelismos entre Dios dando Su Palabra y dando Su Espíritu. En ambas ocasiones, Shavuot viene a ser el día cuando el Cielo es abierto y el mismo Dios llama a Su pueblo. Un “estruendo como de un viento recio que soplaba” en Hechos 2 es como un eco de los relámpagos en Éxodo 20:18, y el fuego de Hechos es paralelo al fuego de Éxodo. En el Midrash Shmot Rabba, tenemos este comentario de Éxodo 20: “una voz se expandió en siete y fue dividida en setenta lenguas”. [1] Hillary Le Cornu y Joseph Shulam citan una frase aún más sorprendente: “La voz salió y se dividió en siete voces y de las siete voces salieron setenta lenguas, para que todas las naciones lo oyesen. Y cada nación lo escuchó en su propia lengua y fue sorprendente”.[2] No cabe duda de que Lucas conscientemente construye este paralelismo y describe los eventos de Hechos 2 “en términos de un segundo Sinaí”.[3] Por eso la orden de Jesús a los apóstoles de que esperasen en Jerusalén podría ser entendida como una sugerencia, como que Su Palabra fue dada en Shavuot, Su Espíritu sería dado también en Shavuot.

Oculto y revelado
Mis lectores que siguieron mis series del Mesías Oculto[4] quizá recordarán que aquí, por primera vez, el estatus mesiánico de Jesús fue públicamente proclamado. El contraste con Su ocultación en los Evangelios es radical. Ninguna palabra puede describir mejor este brusco cambio de atmósfera desde el Evangelio hasta Hechos, que el versículo del mismo Lucas: lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.[5] Como opuesto a oculto/escondido, el secreto revelado apenas “al oído” de la identidad mesiánica de Jesús en el Evangelio, por primera vez escuchamos aquí una proclamación abierta de su Mesianismo en Hechos 2. En este primer discurso público, Pedro proclama en voz alta (casi literalmente ‘en las azoteas’), que Jesús de Nazaret es el Mesías: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”.[6] El secreto, el conocimiento esotérico del Evangelio, de repente viene a ser un mensaje ampliamente difundido en Hechos; el mesianismo secreto de Jesús es revelado –y esto sucede en Shavuot–.
Realmente podemos ver aquí varios tópicos ocultos y revelados conectados a Shavuot. Piensen simplemente en esto: cada judío sabía que la Torá fue dada en Shavuot, ya que había sido revelado en la tradición judía. Sin embargo, por alguna razón está completamente oculto para los cristianos. Por otra parte, cada cristiano sabe que el derramamiento del Espíritu sucedió en Pentecostés, aunque no todo cristiano es consciente de que Pentecostés es Shavuot. Es revelado en el Nuevo Testamento, pero está completamente oculto para los judíos. Desde luego, solo la revelación completa nos puede dar una visión total del Plan de Dios –y aquí vemos cuánto se necesitan el uno al otro–. Por eso utilizaré este momento para contarles la parábola que siempre explico cuando enseño judaísmo y cristianismo.
La parábola de Las Cucharas Largas[7] existe en muchas culturas y en distintas versiones. Se habla de un hombre que le pidió a Dios que le mostrase el Cielo y el Infierno. Dios le mostró dos salas. En la primera había una mesa larga preparada. Estaba llena de platos deliciosos, pero la gente sentada a la mesa parecía miserable: sus cucharas tenían un mango muy largo, más que sus brazos y no podían comer con aquellas cucharas porque no podían acercarse la cuchara a la boca. Estaban sentados a la mesa pero se morían de hambre –y eso era el Infierno–.
La segunda sala era exactamente igual. Había también una gran mesa con platos deliciosos, y la gente sentada a la mesa tenía las mismas cucharas de mango largo. Solo que esas personas estaban bien alimentadas y felices porque con las mismas cucharas largas se alimentaban unos a otros –eso era el Cielo–.
Esta parábola nos enseña que cuidarnos unos a otros es la mejor forma de cuidarnos a nosotros mismos. La gente puede perecer o prosperar, dependiendo de como se tratan los unos a los otros –y mientras que esto sin duda es cierto para cada uno de nosotros–, también es verdad respecto a los judíos y a los cristianos, judaísmo y cristianismo.
Algo más sobre el libro de Rut
Acabamos de saber que el Libro de Rut se lee en Shavuot. ¿Por qué? Hay varias explicaciones: primero, la historia tiene lugar en el tiempo de la cosecha y Shavuot es el Festival de la Cosecha; segundo, Rut y Noemí llegaron a Belén alrededor del tiempo de Shavuot; tercero, existe la leyenda de que el Rey David murió en Shavuot, y Rut fue la bisabuela de David. “Adicionalmente”, David Stern escribe “ya que explica la unión de Rut, la mujer moabita, a la familia de Dios, da un remez (indicio, pista) sobre el aspecto futuro del trabajo de Dios en la Tierra, la unión de los gentiles al pueblo de Dios, los judíos, mediante Jesús el Mesías”.[8]
Y aquí, me gustaría añadir un punto de vista hebreo: Todos conocemos las famosas frases de Rut: “a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”.[9] Ella dice estas palabras en el primer capítulo del libro, cuando decide seguir junto a Noemí – mientras que la segunda nuera, Orfa, se devuelve– . La palabra hebrea que quiero mostrar aquí, creo que explica la diferencia entre estas dos mujeres –entre la que siguió y la que no–.
En inglés, Rut 1:18 leemos: “Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más”.[10] Este “estaba tan resuelta” (algunas veces traducido como “determinada”) traduce una palabra hebrea ‎ מִתְאַמֶּ֥צֶת , –hacer un esfuerzo–. En las Escrituras hebreas, lo mismo que en algunas versiones inglesas, es la misma palabra que le escuchamos a Jesús en Lucas 13:24: Esforzaos a entrar por la puerta angosta”. Para unirse al pueblo de Dios, para andar por el camino de Dios se requiere un esfuerzo a consciencia, y Rut hizo ese esfuerzo mientras que Orfa, con toda la buena intención que ella tenía, no hizo el esfuerzo. Esta es la razón de por qué leemos el libro de Rut –y no el libro de Orfa– en Shavuot.



Si los artículos de este blog despiertan las ganas de descubrir los tesoros ocultos de la Biblia hebrea, estaré muy feliz en proveer mayor información (y también un descuento de maestro) respecto a nuestros sorprendentes cursos.

[1]Éxodo Rabbah, 28:6
[2] Hillary Le Cornu, Joseph Shulam, The Jewish Roots of Acts, Netivyah Bible Instructions Ministry, 2003, p. 60
[3] Ibid., p. 61
[4] Todavía estoy trabajando en el libro sobre El Mesías Oculto
[5] Lucas 12:3
[6] Hechos 2:36
[7] Autor desconocido, pero a menudo se atribuye al rabino Haim de Romshishok
[8] David H. Stern, Jewish New Testament Commentary, Jewish New Testament Publications, 1995 – p.220
[9] Rut 1:16
[10] Rut 1:18
Sinceramente,





Julia Blum
Profesora Adjunta, Dept. de Estudios Bíblicos,
IsraelBiblicalStudies.com