Friday, July 14, 2017

La serpiente de bronce - Tomado del blog de Prof. Julia Blum


Guatemala
14 de jul. de 2017
Queridos hermanos,
Con sumo agrado comparto con ustedes este precioso post del blog de la Prof. Julia Blum, cuyos méritos ya he mencionada en blogs anteriores. He copiado el blog tal como ella lo ha escrito para que tomen referencias y puedan explorar las riquezas que se pueden encontrar en dicho blog. Tengo fuentes (en Latinoamérica) bastantes parecidas a las de la Prof. Blum, pero encuentro una frescura auténtica en estos que ella escribe y que comparto con ustedes. La Paz. Shalom! [nro-introducción].

Parasha chukkat – la serpiente de bronce – Prof. Julia Blum

Varias veces me han pedido hacer un comentario sobre la porción de la Torá (Parashat Shavua). Hoy he decidido compartir con ustedes este comentario de una de mis porciones favoritas de la Torá –Parashat Shavua Chukkat– (la lectura del Sabbat pasado).

La historia de la serpiente de bronce es una de las historias más gráficas y expresivas en la Torá. Incluso cuando miramos a través del maravilloso y vibrante trasfondo de la Palabra de Dios, esta sorprendente historia aún se destaca. Vamos a reflexionar juntos sobre estos versículos.

El comienzo de la historia es muy tradicional. Por ahora, estamos acostumbrados a, incluso cansados, de las rebeliones sin fin de nuestros antepasados en el desierto. Aun y así, los israelitas están llegando a la Tierra y el viaje está casi superado, una vez más, como muchas veces antes (solo sucede por segunda vez en esta porción de la Torá), y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano” Como respuesta, Dios envió serpientes venenosas sobre la gente y muchos murieron a causa de sus mordeduras. “Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: “Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo”.

Presta mucha atención a estas palabras: Ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes.




PARASHA CHUKKAT – LA SERPIENTE DE BRONCE
In Blog @es by Julia Blumjulio 6, 20170 Comments
Varias veces me han pedido hacer un comentario sobre la porción de la Torá (Parashat Shavua). Hoy he decidido compartir con ustedes este comentario de una de mis porciones favoritas de la Torá –Parashat Shavua Chukkat– (la lectura del Sabbat pasado).
La historia de la serpiente de bronce es una de las historias más gráficas y expresivas en la Torá. Incluso cuando miramos a través del maravilloso y vibrante trasfondo de la Palabra de Dios, esta sorprendente historia aún se destaca. Vamos a reflexionar juntos sobre estos versículos.
El comienzo de la historia es muy tradicional. Por ahora, estamos acostumbrados a, incluso cansados, de las rebeliones sin fin de nuestros antepasados en el desierto. Aun y así, los israelitas están llegando a la Tierra y el viaje está casi superado, una vez más, como muchas veces antes (solo sucede por segunda vez en esta porción de la Torá), y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano”[1] Como respuesta, Dios envió serpientes venenosas sobre la gente y muchos murieron a causa de sus mordeduras. “Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: “Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo”.[2]
Presta mucha atención a estas palabras: Ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Era su ruego y su deseo —un deseo bastante natural y comprensible, diría yo— que el Señor les salvase de las serpientes. Y el Señor les salvó de las víboras, pero Su salvación llegó en una forma completamente inesperada. ¿No esperarías que Él simplemente desaparezca las serpientes si perdonó al pueblo  y decidió salvarlos de cualquier modo? En vez de eso, le da una orden extremadamente extraña a Moisés: “Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá“. [3]
La Torá es como una radiografía espiritual: lo que es invisible a nivel superficial, viene a ser visible aquí. Con nuestros razonamientos mentales, nos preguntamos ¿por qué? ¿Por qué esos extraños preparativos? ¿Por qué todo ese trabajo en bronce, en lugar de eliminar las serpientes? Sin embargo, esta historia nos muestra, de la forma más gráfica posible, uno de los principios básicos de la vida espiritual. El pueblo de Israel, después de haber pecado, se encontró con una nueva y distinta realidad —una realidad donde todos son mordidos y todos necesitan ser salvos—. Aquí está la lección: cuando pecamos, cuando elegimos alejarnos de Dios, nuestra elección siempre tiene consecuencias muy reales e inevitables. Cambia y distorsiona la realidad, tanto en nuestro interior como en nuestro exterior (a menudo en ambas), aunque estos cambios no siempre son visibles como en nuestra historia de la Torá. Después, cuando las consecuencias de nuestro pecado inevitablemente empiezan a ‘mordernos’, comenzamos a clamar al Señor, pidiendo que nos salve —que elimine las serpientes, que aparte las consecuencias—. Sin embargo, incluso Dios mismo, no restaura simplemente las cosas como si nuestras elecciones pecaminosas nunca hubiesen acontecido; incluso Él mismo simplemente no borra nuestro pecado o el mal que causó.
Si leyésemos nuestro texto en hebreo, nos sorprenderíamos por la abundancia de silencios y sonidos silbantes de aquí: Nashach (morder), Nechash (serpiente), Nechoshet (bronce)… como si efectivamente el silbido de las serpientes llenasen estos versículos. No es del todo accidental que hayan serpientes en esta historia: en el principio, el pecado entró por la víbora —la serpiente— y qué más, si no pecado —arrastrándose, silbando y mordiendo— ¿está representado por esas serpientes en nuestra porción de la Torá? Sí, no es suficiente eliminar las serpientes, el veneno ya está haciendo su efecto, y por eso, Dios tiene que traer un remedio para que todos los que fueron mordidos, vivan.
***
¿Cuál es ese remedio? Nos estamos aproximando a la parte más asombrosa de la historia. Para poder curar hoy en día la mordedura de serpiente, confiaremos completamente en un práctico remedio: alguna medicina, tratamiento, acción. En su lugar, a los hijos de Israel se les dice que miren a la serpiente de bronce —solo mirarla, para poder vivir—. No necesitaban acercarse, tocarla o hacer algo con ella, solo tienen que mirarla,  “y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá”.[4]
Puedo imaginar  que alguno de ellos dudó, incluso se quejó: ‘¿Qué bien puede hacerme, si solo miro a la serpiente?’ Pero este es exactamente el eje de esta historia: no importa si Su remedio cumple con nuestras expectativas. ¿Recuerdas a Naamán, el comandante del ejército sirio, que era leproso? Él fue a Eliseo para ser sanado, pero se enfureció y casi se marchó después de que Eliseo no llenó sus expectativas. Él dijo: He aquí, yo pensé… Y casi pierde su propia sanación, tan solo porque pensó que debía haberse efectuado de forma diferente. Cuan a menudo la gente se pierde algo de lo que Dios está haciendo, solo porque ellos piensan que debería ser hecho de manera diferente: He aquí, yo pensé
Allí en el desierto, Dios ofrece su sanación a todos. Por más extraño e inesperado que pudiera parecerles, era su único medio para sobrevivir —para ser salvados—. Aquellos que escogieron mirar a la serpiente de bronce, vivieron —todos los demás, perecieron—. Probablemente ninguno de ellos lo entendió. Supongo que Moisés mismo estaba desconcertado y no podía entender por qué necesitaba hacerlo, pero eso es exactamente de lo que trata la fe: obedecer al Señor, incluso cuando no le entendemos.
¿Cómo entendieron esta imagen las generaciones siguientes? Debemos recordar que hubo muchos “judaísmos”, (sub-grupos religiosos dentro del judaísmo) en los tiempos de Jesús, cada uno ofreciendo su propia interpretación de la Torá. Una interpretación posible del simbolismo de la serpiente de bronce se encuentra en el Nuevo Testamento, en las mismas palabras de Jesús: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. [5] Y aquí tengo muy buenas noticias para ustedes, mis queridos lectores y seguidores: aquí en eTeacher estamos preparando un nuevo curso maravilloso —y muy pronto estará disponible para ofrecerles a ustedes comentarios sobre la Parashot Shavua a través de interpretaciones del Nuevo Testamento—. Como siempre, están bienvenidos a contactarme para más información (¡y para un descuento!).
[1] Números 21:5
[2] Números 21:7
[3] Números 21:8,9
[4] Números 21:9
[5] Juan 3:14

Sinceramente,



Noa_hebrew
Julia Blum
Profesora Adjunta, Dept. de Estudios Bíblicos,
IsraelBiblicalStudies.com

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