Isaac, Ismael Y
Rosh Hashanah
By Julia Blum - septiembre 5, 2018
ISMAEL
En años anteriores, cuando llegaban los
Días Sagrados Mayores, yo paraba la serie que estaba escribiendo para poder
publicar algún post con referencia a estas festividades. Este año será
diferente, con mi serie “Isaac e Ismael”: no puedo imaginar una época más
adecuada para escribir sobre Isaac e Ismael que durante Rosh Hashanah (רֹאשׁ הַשָּׁנָה, “La
Cabeza del Año”) nuestro año nuevo judío, cuando el día feriado leemos Génesis 21 y 22 como parte de nuestra
lectura de la Torá.
Ismael tenía unos trece o catorce años
cuando nació Isaac. Sin duda, desde ese tiempo hasta el momento en que fue
expulsado, él debía haber tenido una mezcla de sentimientos en su corazón.
Probablemente él amaba a su hermoso hermanito; sin embargo, junto con su amor,
también debía albergar envidia y celos en su corazón conforme pasaban los años.
A veces me pregunto qué habría pasado si los capítulos 21 y 22 del libro de
Génesis se hubieran suprimido. ¿Qué hubiera sucedido si Ismael todavía hubiera
estado en casa en la mañana cuando Abraham ensillaba su asno, cortaba la leña,
tomaba a Isaac y partía hacia el Monte Moriá?
Si Ismael hubiera tenido tan solo un
vistazo del futuro de su hermano elegido; si él hubiera sabido de alguna manera
cuánto sufrimiento estaba destinado a soportar Isaac; si incluso vagamente, se
hubiera dado cuenta que el camino del elegido le llevaba a un altar, sus celos
probablemente hubieran sido menores, su resentimiento menos doloroso. Sin
embargo, Ismael no vio nada de eso. Los años que pasó en casa de Abraham
después del nacimiento de Isaac fueron vividos con envidia: él había estado
celoso del cariño de su padre, celoso del estatus de la madre de Isaac y celoso
de las promesas de Dios a Isaac y su estatus de elegido. Una vez más, si solo
hubiese sabido el inmenso dolor y sufrimiento que debía afrontar el elegido,
quizá se hubiese alegrado que al final, él no era el Hijo del Pacto. Sin
embargo, todo lo que Ismael vio fue que la vida de Isaac era más suave y fácil,
y esta era la percepción que se llevó con él cuando tuvo que dejar la casa de
su padre. Así es como recordó a Isaac; esta es la impresión que se llevó con
él, junto con amargura y resentimiento. Ismael no ve a su hermano siendo
llevado al Monte Moriá. En su lugar, él es expulsado de la casa cuando todo en
la vida de su hermano todavía es fácil y confortable. Génesis 21 viene antes de
Génesis 22.
LECTURA ESPECIAL DE LA TORÁ
Durante años, pensé en Génesis 22 como
el capítulo más difícil de la Biblia, casi insoportable. Siempre que abría mi
Biblia, “hacía todos los esfuerzos posibles para pasar sobre estas páginas, tan
rápido como me fuera posible. Temerosa de ser herida de nuevo incluso por la
mirada más pequeña de esta terrible historia, de como, en obediencia a Dios,
Abraham tomó a su hijo y lo condujo al Monte Moriá para ofrecerlo como
holocausto”.[1]
Incluso me hería físicamente al leerlo. Cada vez que leía el capítulo, sentía
como si viese la montaña delante de mí, como si el mismo capítulo fuera ese
pico aterrador de Akedat Yitzhak. Durante años, Génesis 22 había simbolizado el
pico del sacrificio para mí: un alto y solitario pico; un pico de obediencia
inimitable y sin precedentes; el centro y la culminación de la vida de Abraham.
Todos los capítulos alrededor parecían mucho menos significativos, menos
importantes, casi vagos y borrosos en comparación con este pico desalentador,
claramente visible con el trasfondo del cielo, una pedregosa silueta afilada
con su demanda aterradoramente clara. Por eso mi atención siempre ha sido
atraída por el hecho de que Génesis 22 es leído cada año nuevo judío. “Es altamente
significativo que, cada Rosh Hashanah, cada año nuevo, esta porción, la Akedah,
sobre la atadura de Isaac, sea leída. El pueblo de Israel ve esta historia con
una mezcla de sentimientos de temor y asombro, entendiendo que de alguna manera
aporta significado a su destino, pero son incapaces de discernir la verdad: que
están mirando como en un espejo”.[2]
No fue hasta que empecé a escribir
sobre Isaac e Ismael, que empecé a ver por primera vez que Abraham tenía que
sacrificar a sus dos hijos. Que realmente no era uno, sino dos sacrificios en
la vida del viejo patriarca. Que Génesis 21 era tanto sobre el sacrificio como
Génesis 22 y que el sacrificio de Génesis 21—el destierro de Ismael—era
extremadamente tortuoso y doloroso para Abraham. Así, de repente, el pico
solitario de Génesis 22 ya no estaba tan solo. El pico de Génesis 21 aumentó a
su vez, casi tan alto y tenebroso como el pico de Génesis 22. Y entonces me di
cuenta —aunque en mi mente ya lo sabía—que cada año, nosotros también leemos
Génesis 21 durante nuestro año nuevo. Génesis 21 viene antes de Génesis 22, y
entonces, el primer día de Rosh Hashanah, antes de leer la historia de Isaac,
leemos el capítulo anterior: Génesis 21, la historia del destierro de Ismael.
La fiesta de Rosh Hashanah consta de dos días; como algunos de mis lectores
saben, y estos dos capítulos son leídos juntos cada año. Como es sabido, esta
es la única fiesta judía que se celebra durante dos días, tanto en Israel como
fuera de Israel, como si fuera extraído precisamente por esa razón: un día para
cada capítulo. Hoy, en retrospectiva, quisiera reseñar las frases que
justamente cité en mi libro: “Es muy significativo que cada Rosh Hashanah, cada
año nuevo estas porciones… son leídas”. Cada año, nuestro pueblo mira de nuevo
estas historias con sentimientos renovados de temor y asombro, “comprendiendo
que de algún modo, están cargados de significado para nuestro destino”.
No podemos comparar estos sacrificios:
los dos hijos de Abraham fueron escogidos para dos destinos completamente
diferentes, y por eso estos dos capítulos —Génesis 21 y 22—son muy diferentes.
Aún así, ambos capítulos hablan de sacrificio, y lo veremos claramente la
próxima vez, cuando hablemos sobre Yom Kippur y Levítico 16.
JUDAÍSMO 101: “LA CABEZA
[DEL] AÑO”
Rosh Hashanah (רֹאשׁ
הַשָּׁנָה,
“la Cabeza [del] Año”),
el año
nuevo judío,
es una celebración
de dos días,
que inicia el primer día
del mes judío
de Tishrei (normalmente cae en septiembre). Es el primero de los días judíos
más sagrados (יָמִים נוֹרָאִים Yamim Nora’im,
literalmente “Días [de] Temor”) especificados en Levítico 23: 23-32. El nombre bíblico para esta fiesta
es Yom Teruah (יוֹם
תְּרוּעָה), literalmente “día [de] clamar/explotar” ya que
la Torá prescribe sonar el shofar en Rosh Hashanah.
En el judaísmo, el día que celebramos
como Rosh Hashanah —el primero de Tishrei— realmente no es considerado el
aniversario de la creación, es el aniversario del sexto día de la creación,
cuando Adán y Eva fueron creados. El aniversario del primer día de la creación
sería cinco días antes, el día 25 de Elul; sin embargo, según la comprensión
judía, solo cuando el hombre fue creado, toda la creación se volvió
significativa. El nacimiento de la humanidad añadió al Universo la posibilidad
para Dios de ser proclamado Rey. Por eso, la soberanía de Dios y el reinado de
Dios son los temas principales de Rosh Hashanah y los diez días de juicio lo
abren. La oración “Avinu Malkeinu” (nuestro Padre, nuestro
Rey) se recita diariamente, desde Rosh Hashanah hasta Yom Kippur.
La costumbre de Rosh Hashanah incluye
atender los servicios de la sinagoga, sonar el shofar y recitar liturgia
especial —y desde luego—, disfrutar las comidas festivas y comer alimentos
simbólicos, tales como manzanas cubiertas con miel, esperando y deseando a
todos Shanah Metuka שנה מתוקה —¡Un dulce año nuevo!—
Rosh Hashanah presenta una oportunidad
especial para celebrar con nuestro Rey y crecer en nuestros esfuerzos para
mantenernos cercanos a Él durante el año siguiente. Sé que este es el deseo de
sus corazones, y doy gracias al Señor por cada uno de ustedes. Ha sido un gozo
y un privilegio tener tan apreciados lectores. Así pues, como el pueblo de
Israel está a punto de poner los pies en el festival de manzanas y miel, y de
alimentos festivos, en sinagogas, oraciones y shofars, me gustaría desearles a todos ustedes un muy bendecido y dulce año
nuevo —שנה מתוקה!—
En este artículo están incluídos
algunos extractos de mi libro “Abraham had two sons”, así que si te gustó este
artículo, quizá disfrutes también de mi libro. Da clic aquí para recibir una
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