Noel, Shalom desde Jerusalén,
Cuando el profeta Samuel debe elegir a David, el hijo menor de Jesé,
como futuro rey, Dios le asegura: “No te dejes llevar por su apariencia
ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y
veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante
de sus ojos, pero yo miro el corazón”. (Sam. 1 16:7). ¿Qué
vio el Señor en el corazón de David que lo hizo digno de ser rey?
Lo que Moisés, David y Jesús tienen en común
David se convirtió en el mayor rey de la Biblia porque su
corazón poseía uno de los rasgos de carácter menos apreciados: la
mansedumbre. En la Biblia, la mansedumbre no significa debilidad, sino
paciencia. La palabra humilde en hebreo es anav עָנָו
que proviene de la raíz ANH ענה que significa “inclinarse”. Se refiere
a la capacidad de derribar el ego propio, aceptar las dificultades,
contener la ira y tomar decisiones razonables en tiempos de crisis.
Todos los grandes líderes de la Biblia poseían esta cualidad. Se
describe a Moisés como “muy humilde. En toda la tierra no había nadie
más humilde que él” (Núm. 12:3). Jesús dijo: “Soy manso y humilde de
corazón, y hallarán descanso para su alma” (Mateo 11:29). Al poder leer
la Biblia en el hebreo original, usted posee la herramienta más
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