Monday, October 3, 2016

Llave número cinco: y sus ojos se abrieron




¡Shalom amigos!

Hemos pasado las últimas cuatro semanas comentando la historia de Emaús en Lucas 24. Acabamos de ver que este último capítulo del Evangelio de Lucas no solo nos sirve como una maravillosa transición literaria a su segundo volumen –Los Hechos– sino también como una llave espiritual, o conjunto de llaves espirituales, de la historia completa sobre el mesianismo de Yeshua y de la visión velada de los discípulos en el escrito de Lucas.

Hoy vamos a hablar sobre la última y más importante llave: que sus ojos fueron abiertos. Vamos a recordar también que, en el camino, los ojos de los discípulos estaban velados por Dios mismo y por eso no reconocieron a Yeshua. Entonces, cuando el tiempo señalado llegó, sus ojos fueron abiertos también por medio de Dios mismo. El tiempo aquí es de mayor importancia: sabemos que sucedió en el momento específico de partir el pan, dejando a los discípulos sostener el pan en las manos, sin duda sorprendidos y temblando ante la grandeza de lo que acababa de suceder.
LLAVE NÚMERO CINCO: Y SUS OJOS SE ABRIERON
Aquí necesitamos examinar algo del griego. Acabamos de ver que ambos verbos –velados y abiertos– representan la forma pasiva tanto en inglés como en griego: primero, sus ojos fueron velados: Οφθαλμοι αυτων εκρατουντο.[1] Entonces llegó el momento crucial y sus ojos fueron abiertosδεδιηνοιχθησαν οι οφθαλμοι[2]. Vamos a intentar de contemplar la escena de este momento esencial.  Antes de nada, es importante mencionar que, de acuerdo con la opinión de los eruditos, el lenguaje griego de Lucas es el mejor de los cuatro Evangelios. Parece ser que el griego era la lengua materna del evangelista. No cabe duda, por lo tanto, que Lucas conociera la LXX (la Septuaginta) bastante bien y probablemente estuviera influenciado por ello. Desde luego, él parece estar muy cómodo con la lengua griega ya que está capacitado para adaptar su estilo a las diferentes circunstancias y orígenes. Por ejemplo, el griego que usa en el Prólogo (1:1-4) es clásico, mientras que el griego de la narrativa de la infancia es semitizada a propósito; el griego de los sermones en Los Hechos, parece estar afectado por las circunstancias de cada orador, por lo tanto, el análisis comparativo de las formas griegas usadas por Lucas, con aquellas de la LXX, podrían servir de ayuda.
En griego, la frase sus ojos fueron abiertos aparece así: δε διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι. Acabamos de ver que la palabra Δι-ανοιγω quiere decir, completo y totalmente abiertos. Esta palabra se encuentra varias veces en la Septuaginta, pero la única vez en toda la Septuaginta donde aparece esta frase completa, en esta misma forma, tal como la encontramos en Lucas: δε διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι es en el capítulo tres del libro del Génesis; en una de las más dramáticas escenas de la Escritura. Cuando Adán y Eva (Hava) pecaron –cuando ellos violaron el mandato que Dios les dio y comieron del árbol de la Sabiduría– cuando el pecado entró por primera vez en el mundo; cuando todo cambió y todo fue puesto al revés; en ese momento fatal de la creación dice: Y sus ojos fueron abiertos[3]
¿Qué significa eso de que los ojos de Adán y Eva fueran abiertos? Este pasaje del libro del Génesis nos ayuda a comprender mejor el enorme cambio en Lucas 24. Sí, Adán y Eva se dieron cuenta por primera vez que estaban desnudos, pero era algo mucho más que eso. La Caída, no fue simplemente uno de los principales eventos en la historia de la creación –fue un cataclismo global, un cambio total en el estatus del Universo. Cuando la Biblia describe como sus ojos (de Adán y Eva) fueron abiertos es una de las más considerables y fundamentales manifestaciones y consecuencias de este cambio global. Adán y Eva, quienes hasta ese momento habían visto a Dios en su realidad –y que vieron todas las cosas solo en Su luz y en la luz de Su realidad– entonces empezaron a ver el mundo con una visión nublada por el pecado, el cual desde entonces vino a ser, y ha permanecido como la verdadera visión de la humanidad. La habilidad de ver a Dios, que originalmente se les había dado, aumentó en oscuridad y se perdió, e incluso Adán y Eva, que no lo mencionaron a su descendencia, empezaron a ver este mundo en la forma en que la humanidad continuó viéndolo a través de los años: aplastante, material y físico. Ellos abandonaron Su presencia –y sus ojos fueron abiertos a esta visión del mundo–. De ahora en adelante, para ver lo invisible, el ser humano necesita la fe. Por eso, para el Señor era tan importante que ellos no echaran mano y cogiesen también del Árbol de la Vida, comiesen y viesen para siempre[4]; que ellos no permaneciesen para siempre de la misma forma, incapaces de ver la realidad espiritual, capaces solo de ver lo material y lo físico. Y desde ese momento en el tercer capítulo de Génesis, cuando Adán y Eva pecaron, cuando sus ojos fueron abiertos a este mundo y ellos necesitaron esconderse del SEÑOR, Dios ha estado batallando con el Tikkun Olam (reparar el mundo), desde aquel momento, Él ha estado esperando el momento en que los ojos de la gente vuelvan a ser abiertos, pero esta vez, para abrirlos a la inversa, para ver lo que es invisible a lo usual, disminuyendo la visión humana.
A la luz de todo esto, podemos entender que la frase que encontramos en Lucas 24:31 conlleva, de hecho, una manifestación de esta visión mayor a la inversa. En Romanos, Pablo escribe: “Por cuanto por la desobediencia de un hombre todos fuimos hechos pecadores, también por la obediencia de un hombre, muchos serán justificados”[5] y aunque si bien es cierto que nuestro tema va más allá de tratar con la comprensión teológica cristiana de la muerte y resurrección de Jesucristo como restaurador del estado original del universo, también es importante para nosotros resaltar –y no soy consciente de que alguien se haya referido a este tema hasta hoy– esta simetría entre διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι en Lucas 24 y διηνοιχθησαν οι οφθαλμοι en Génesis 3.
Así pues, la historia completa del Evangelio de Lucas, está renovada y vuelta a explicar en este capítulo. Un gran escritor, Lucas, quiere que volvamos a ver su Evangelio por entero a la luz de esta historia. Aquí, en este mismo capítulo de su Evangelio, el evangelista nos muestra muy claramente, el secreto de los ojos velados y abiertos: aunque todo lo que hay sobre este forastero debería haberles recordado a Yeshua, ellos percibieron solo al hombre, no reconociéndole hasta el momento en que sus ojos fueron abiertos por un soberano acto de Dios.
Esta es la culminación, no solo de la historia completa de los discípulos, sino de todo el Evangelio como tal: esta llamativa simetría entre la frase sus ojos fueron abiertos en Lucas 24, en contraste con sus ojos fueron abiertos en Génesis 3, nos ayuda a entender la profundidad y grandeza de lo que sucedió en el camino de Emaús –así pues– esta es nuestra llave para hoy, y nuestra última llave sobre este capítulo, LLAVE NÚMERO CINCO: Y SUS OJOS FUERON ABIERTOS. Esta llave describe el cambio crucial en el estatus del universo cuando Yeshua es reconocido como Mesías (aunque Él sea invisible). La próxima semana empezaremos a tratar con las conclusiones de la serie del Mesías Oculto, y daremos un repaso a todas las llaves sobre las que hemos hablado y resumiremos las ideas que hemos comentado hasta ahora.
In Blog @es by Julia Blum septiembre 22, 2016


[1] Lucas 24:16
[2] Lucas 24:31
[3] Génesis 3:7
[4] Génesis 3:22
[5] Romanos 5:19
REF: Blog @es by Julia Blum

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