Comentario
al evangelio del martes, 9 de mayo de 2017
Queridos hermanos,
Varias veces he querido compartir con ustedes los comentarios
del evangelio del día. Pero por tener acumulados otros temas que también son
interesantes, se me pasan estas joyas, como la que comparto con ustedes hoy. Es
tomada de José Vico Peinado, cmf - Publicado en Ciudad Redonda www.ciudadredonda.org
Para los que han leído la cuestión de los judíos y por qué
no creen en Jesús, este comentario estupendo puede iluminar un poco ese
cuestionamiento. Solo le recuerdo que el pueblo judío era el Pueblo de la
Palabra. Todo lo que les predicó Jesús no era absolutamente nuevo para ellos. Para
nosotros, hoy en día, para saber cuál es la Voluntad del Altísimo para nosotros
cada día, es preciso rezar la liturgia de las horas. En este tiempo de Pascua
yo recomiendo a todos los cristianos que quieren vivir como adultos en la fe,
leer toda la Epístola de San Pablo a los Romanos. La liturgia de la Iglesia nos
la ha venido dando poco a poco toda esta epístola desde que iniciamos la
Cuaresma de este ciclo impar. Y si se fijan, casi todas las lecturas breves aun
de este tiempo pascual, vienen de esa misma epístola. [Los años pares, se comienza
con los primeros tres capítulos del Génesis, que yo también recomiendo releer
cada año].- (nro- introducción)
Comentario al evangelio del martes, 9 de mayo de 2017
Queridos amigos:
A pesar de la franqueza de Jesús, los judíos no le reconocen
como el Mesías. Ellos inquieren y requieren a Jesús, pero están prejuiciados.
Le piden que no les tenga en suspenso; que les diga. Pero Jesús no les dice. Se
lo ha dicho ya con mil palabras, que ellos no escuchan, porque no quieren
escuchar. Esta es la razón de su obcecación: que no quieren escuchar. No se parecen
a sus “ovejas” que “escuchan su voz”, porque tienen espabilado el oído y
abierto el corazón para acoger su testimonio, como el testimonio del Padre
Dios. Ellas le siguen. Y, en su seguimiento, se saben seguras. Nadie las
arrebatará de la mano del Pastor, que las ha recibido como un don de Dios y en
su nombre las cuida. Es cierto que, cuando se hiera al Pastor, se dispersarán
las ovejas. Pero, después de reunidas, adquirirán una fuerza enorme. Será la
fuerza del Resucitado. La fuerza del Espíritu Santo, que, superando el miedo,
las capacita para hablar y dar testimonio sin ambages allí donde están. El
libro de los Hechos nos dice, en el párrafo que hoy recoge la primera lectura,
dónde estaban los discípulos y cómo actúan, después de la persecución provocada
por lo de Esteban. Están huyendo, pero no se callan como perros mudos, sino que
proclaman y dan testimonio del Resucitado. Así actúan. Hay algo que me
sorprende en esta proclamación testimoniante. Normalmente no predican la
palabra más que a los judíos. Pero “algunos” se ponen a hablar a los griegos,
anunciándoles al Señor Jesús. ¿Quién o quiénes les habían convocado a realzar
esta misión? Los responsables de la Iglesia de Jerusalén no, ya que se enteran,
cuando les llega la noticia. Entonces envían a Bernabé, que es “un hombre de
bien, lleno de Espíritu Santo y de fe”. Él ve la acción de la gracia de Dios. Y
le da alegría, de que esos, que podían haber sido juzgados como individualistas
o como carismáticos anárquicos, hayan realizado con atrevimiento lo que han
hecho, a pesar de los problemas que se creen. Yo creo que actuaciones como
éstas tienen que hacer pensar a la comunidad eclesial de nuestro tiempo y al
modo cómo afrontar los problemas.
Vuestro hermano, José Vico Peinado cmf
José Vico Peinado, cmf - Publicado en Ciudad Redonda
www.ciudadredonda.org
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